Opinión

La IA y los datos, el nuevo pulso de la innovación empresarial

En la economía digital, los datos y la tecnología impulsan nuevos modelos de negocio y servicios que transforman cómo trabajamos, competimos y nos relacionamos. Ante ello, surge la pregunta: ¿la Inteligencia Artificial (IA) impulsa realmente la innovación empresarial, o es solo una herramienta más?

Para responder, conviene distinguir dos conceptos: digitalizar e innovar. Digitalizar implica incorporar herramientas y procesos digitales para agilizar tareas y reducir errores; innovar significa idear cambios que generen nuevo valor, ya sea mediante mejoras graduales o transformaciones radicales. Podemos digitalizar sin innovar (convertir documentos de papel en archivos electrónicos) o innovar sin digitalizar (diseñar un proceso disruptivo ajeno a la tecnología). Aunque ambas acciones pueden confluir, no son sinónimas.

La pandemia aceleró la digitalización, y hoy la IA generativa es el nuevo gran estímulo, incluso para quienes antes se resistían a la adopción tecnológica. Sin embargo, las reglas del juego han evolucionado. Podemos integrar soluciones con IA que sirvan de apoyo a un determinado proceso y que lo optimice -estamos digitalizando-, o podemos utilizar esta tecnología para ayudarnos a adoptar decisiones estratégicas, no basadas en la intuición, en cuyo caso el camino pasa por favorecer el acceso a datos de calidad de manera que te permita ver -donde antes no veías- y extraer todo su valor para diseñar o rediseñar tu propia estrategia, en cuyo caso estarás innovando a medida.

La combinación entre el análisis de nuestros procesos (cómo), la definición de unos objetivos (para qué) y la identificación de los datos asociados a esos objetivos (cuáles) marca la diferencia entre una innovación estratégica e innovar, o en muchos casos digitalizar, sin más.

La democratización de la IA resalta la importancia de contar con datos de calidad, ¿cómo sentamos las bases para guiar una estrategia sólida?

Crear una cultura del dato es el primer paso para adoptar la IA con éxito. Una organización data driven otorga prioridad al uso y la gestión de la información, concienciando a todos sus miembros acerca de su relevancia. Este cambio cultural exige formación, comunicación transversal y el compromiso de la alta dirección para impulsar proyectos donde los datos sean el eje de la toma de decisiones. Resulta crucial evangelizar sobre el potencial de los datos y la comprensión a todos los niveles y categorías de lo que podemos extraer de ellos y cómo nos permiten ver y entender situaciones que sin ellos no podemos ver, ni consecuentemente explotar, lo que se traduce en anticipar tendencias y riesgos, optimizar recursos y mejorar resultados de forma tangible.

Esto ya no va solo de perfiles técnicos; debe permear toda la organización alcanzando todos los niveles jerárquicos por la dependencia que podemos tener de determinados perfiles para conseguir datos de calidad.

Una vez se ha interiorizado y comprendido la importancia del dato, toca mimarlo, es decir, diseñar una estructura para que sea accesible y nos sirva para los objetivos que determinemos estratégicamente en nuestra organización.

Cuando los datos están correctamente estructurados, estandarizados, centralizados y son fácilmente accesibles —en un marco de calidad y gobernanza adecuadas—, se pueden aplicar técnicas de analítica avanzada e IA para descubrir patrones y generar insights accionables. Estos nuevos conocimientos, combinados con el criterio profesional de quienes los interpretan, permiten orientar de manera más sólida las decisiones estratégicas y maximizar el valor que aporta la IA en la organización.

Para traducir este enfoque en acciones concretas, el primer paso es analizar los procesos actuales y determinar qué datos se generan en cada uno de ellos, y definir objetivos estratégicos claros, de manera que podamos identificar los datos específicos necesarios para alcanzarlos.

La preparación del equipo es otro factor crítico. Igual que un deportista combina técnica y equipamiento para alcanzar su mejor nivel, los profesionales necesitan competencias en análisis de datos y herramientas de IA. Esta formación continua promueve la experimentación y el aprendizaje constante y reduce riesgos. Actualmente, la combinación del dominio de la disciplina y de la tecnología asociada a tu vertical de negocio está muy demandada.

En síntesis, la democratización del acceso a la IA ya se vislumbra como la quinta revolución industrial que está redefiniendo modelos de negocio y prácticas de trabajo, y si en algo coinciden los expertos es que esto solo es el principio: un nuevo "fuego prometeico" capaz de hacernos ver caminos que antes no eran visibles y consecuentemente explorables. Sin embargo, igual que en el mito de Prometeo, la entrada a esta nueva dimensión trae aparejada la responsabilidad de no "quemarnos" por un mal uso. Nos encontramos, pues, en un punto de inflexión histórico que requiere sosiego y análisis recordando que la tecnología, sea cual sea, no es un fin en sí misma, sino un medio hacia la innovación.

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