
Tengo el honor de conocer bien a Ángel y a su hermano Javier, los "Escribano", pues fue nuestro primer cliente del sector de la Defensa y el que nos ha permitido ser lideres indiscutibles en comunicación estratégica en este campo en España. Los conozco desde 2017 cuando apenas eran 50 personas en Alcalá de Henares. Me los presento Ernesto Sáez de Buruaga, y empezamos a trabajar con lo que en aquél entonces era una empresa de facturación modesta pero de una profesionalidad intachable. Por entonces solo contaban con un edificio en Alcalá de Henares. Hoy se extienden en 7 edificios allí, e instalaciones en Asturias, Córdoba y Linares.
Cuando nos enseñaron la fábrica por primera vez, Ángel y Javier se paraban en cada una de las complejas máquinas (aseguro al lector que había algunas muy impactantes y de enorme precisión) e incluso instruían a sus empleados de cómo proceder para optimizarlas al máximo mientras explicaban. He trabajado con muchos primeros ejecutivos de empresas del Ibex y otras grandes empresas nacionales e internacionales, y nunca conocí a ninguno que conociese tan bien y tan en detalle su negocio. Se paraban en el pequeño patio donde guardan con cariño el busto de sus padres y se emocionaban (todavía hoy lo hacen) al hablar de ellos mostrando así el lado más humano y familiar de los Escribano.
Ángel y Javier crecieron en el seno de una familia humilde, cualidad que todavía los acompaña en su forma de actuar y manera de ser hoy en día. Empezaron en Coslada ayudando a su padre en un pequeño taller en 1989, utilizando como medio de transporte sus propias bicicletas para entregar todos los pedidos de pequeñas piezas en tiempo y forma. Allí fabricaban desde los tornillos más comunes hasta piezas específicas para el Ejército. Han pasado décadas, y hoy, tras una profunda transformación de la empresa, hoy son líderes indiscutibles en el sector e industriales de referencia en toda España. Pero todavía son los primeros que llegan a Escribano a las 7 de la mañana y los últimos que se van, todo para poner en marcha la que hoy es la envidia del sector de la defensa en España. Los números impresionan y hablan por sí solos de su trayectoria: más de 1.300 profesionales, venta en decena de países, más de 300 millones de euros de facturación en 2024 con un ebitda superior a los 100 millones de euros. Lo humano no quita lo profesional. Lo cercano no riñe con lo empresarial.
Recuerdo, triste, cuando en España sufrimos la terrible pandemia. No había mascarillas, no había guantes, no había respiradores. Miles de personas muriendo todos los días y los hospitales colapsados. ¿Quién estuvo ahí, entre muchos, al pie del cañón? ¡Escribano! La empresa paró toda su cadena de producción para ponerse en tiempo récord a construir cientos de respiradores al día cuando el resto de la industria era incapaz de lograr semejante hazaña (nunca nadie había construido uno antes en tan poco tiempo). Trabajadores anónimos se presentaron en la fábrica para trabajar día y noche sin parar arriesgando sus vidas por salvar las nuestras. Poco se ha hablado de eso, de la realidad, de que siempre, siempre están ahí al pie del cañón para lo que haga falta.
Esto los ha llevado a lo más alto. Trabajo incansable, conocimiento del sector, expansión en el extranjero y, sobre todo, humildad a la hora de tomar decisiones. Por cierto, no conozco a ningún empleado que me haya hablado mal de ellos, al revés, las muestras de cariño hacia ellos son constantes. Sé que una de sus preocupaciones en el crecimiento de Escribano es no conocer personalmente a cada empleado, tratarlos de forma individual. Pero esa humanidad no es escalable cuando las cifras son tan grandes como las que ellos manejan.
Leo atónito en algún medio críticas hacia ellos y hacia sus logros. Es realmente sorprendente que "compañeros" del sector en vez de sentirse orgullosos de que alguien totalmente apolítico que jamás ha mostrado interés alguno por la derecha o la izquierda, que se ha trabajado hasta el último céntimo de su remuneración, les critiquen en vez de alegrarse por seguir haciendo de la industria nacional una referencia mundial. Me quedo con lo que sí sé, porque lo he vivido en primera persona y porque tengo el honor de asesorarle junto a mi equipo en todo lo referente a su comunicación y la de EM&E desde hace muchos años cuando eran unos desconocidos como el resto de las empresas de la industria de defensa en España. Sé que van a llevar a Indra y a EM&E Group a lo más alto. Indra seguirá su hoja de ruta para convertirse en uno de los líderes europeos y mundiales de Defensa, más que nunca con Ángel al frente. Lo que fue en su día "Mecanizados Escribano", ahora llamado EM&E Group, queda en buenas manos, pues Javier ha demostrado su visión, liderazgo y capacidad estas tres décadas.
Lógicamente, mi cercanía con los hermanos Escribano hace que mis palabras no sean las más objetivas. Pero el mercado está secundando la elección de Ángel como presidente de Indra con subidas en bolsa este lunes. La acción vuela, en respuesta a la decisión de los accionistas de nombrar primer ejecutivo a alguien con 35 años de experiencia industrial. Pues ese, el industrial, es el principal reto al que se enfrenta hoy la compañía.
Creo que España está de enhorabuena y que este cambio es uno de los que necesita el sector de la defensa en España. ¡Enhorabuena!