
Donald Trump implantará a partir del lunes 20 de enero el programa económico que ha desgranando en los últimos meses, lo que tendrá un impacto global. Sirva como ejemplo el golpe que supondrá para el comercio mundial el arancel general y automático del 10% a todos los países que el magnate ya ha anunciado.
Con ello, crece la posibilidad de otra guerra comercial, como la que originó en su primer mandato. Europa llega a este desafío en un momento complicado, con sus históricas locomotoras económicas, Alemania y Francia, gripadas.
Un mal desempeño que hará que la eurozona cierre 2024 con un magro crecimiento del 0,8%, y con unas previsiones para este 2025 nada halagüeñas, que se mueven en torno al 1%. Un pobre impulso que se quedará en el 0% si Trump aplica sus aranceles, según Goldman Sachs. Pero la guerra comercial no es el único cambio que llegará con el magnate. Los precios y el propio dólar también se verán afectados por la fiscalidad inflacionista que impondrá el republicano.
Asimismo, Trump aboga por recuperar la llamada Doctrina Monroe, que defiende que América es para los americanos, lo que compromete el multilateralismo actual. Esto rompe con el modelo surgido tras la Segunda Guerra Mundial en el que EEUU suponía un soporte tanto financiero como defensivo para Europa. El Viejo Continente se ve así abocado a avanzar en solitario sin el apoyo del gran hermano americano y arbitrar medidas para financiar los nuevos gastos y reorientar sus exportaciones hacia otras partes del mundo con ganancias de competitividad, como en el pasado.