Firmado por: David Colomer, Regional CEO Iberia & Italy IPG Mediabrands
Los últimos meses de 2024 delinearon el preludio de un 2025 caracterizados por desafíos globales y oportunidades estratégicas de magnitud transformadora. La asunción de Donald Trump en la Casa Blanca, dejando atrás la administración Biden, y un panorama sociopolítico cargado de incertidumbre, demandan de los sectores clave –incluido el de marketing y comunicación– un liderazgo visionario y resiliente, capaz de navegar un entorno de complejidad creciente con audacia y claridad.
La tecnología se posiciona como el núcleo transformador del ecosistema mediático, marcando el ritmo de una transición imparable hacia lo digital, poniendo a los datos en el centro de la ventaja competitiva de las organizaciones. Inteligencia artificial y automatización están redefiniendo cómo las empresas entienden y anticipan las necesidades del consumidor, creando un escenario donde agilidad y precisión son fundamentales. Según el FMI, el 40% del empleo global está expuesto a estas fuerzas, una realidad que exige una respuesta tan sofisticada como humana: la integración de estas herramientas debe articularse desde la ética y con modelos que valoren el ingenio, la creatividad y la esencia humana como motores de progreso.
Mientras tanto, los medios digitales consolidan su hegemonía con un crecimiento que supera el 5%, por encima de los formatos tradicionales, cuyo avance se estabiliza en un contexto de transformación acelerada. Creemos que los medios off han tocado fondo y lo son han tocado techo. Las proyecciones de WARC iluminan un futuro próximo, donde la inversión publicitaria global alcanzará los 1,15 billones de dólares en 2025, un aumento del 7,6% respecto al año anterior. Este dato no solo revela la omnipresencia de lo digital, sino también la necesidad de las marcas de conectar emocionalmente con audiencias cada vez más esquivas, exigentes y sofisticadas. En este juego de relevancia y atención, resonar es más importante que simplemente estar presente.
El talento del sector de la comunicación y el marketing en España tiene un nivel altísimo. He trabajado en siete países y puedo dar fe de ello. En la tensión global vs. local, debemos alzar la voz para reconocer este valor y aprovechar esta oportunidad histórica. Las marcas que sepan tejer estrategias globales con una ejecución local impecable destacarán, convirtiéndose en faros de referencia en un mercado globalizado y competitivo, siendo relevantes para empatizar y conectar con el consumidor. En este crisol de oportunidades, el equilibrio entre lo global y lo local es un arte que define al ganador.
El talento, la verdadera joya de esta era, resplandece como el recurso más preciado. El capital (tan disponible) sigue al talento (tan escaso y diferencial). Con el 78% de las empresas españolas enfrentando dificultades para cubrir vacantes críticas, el liderazgo corporativo debe abandonar enfoques meramente operativos y abrazar su papel como catalizador del crecimiento humano. Crear entornos donde las empresas son percibidas como excelentes, gracias a la integración externa (con un mercado y sus clientes), así como interna (en sus departamentos y profesionales). Impulsar una cultura donde la imaginación y la colaboración florezcan será la clave para afrontar la complejidad del presente y construir un porvenir lleno de posibilidades para todos los stakeholders.
En este 2025, nos enfrentamos a un desafío épico que requiere decisiones audaces y reflexivas. Entre la aridez tecnológica y la riqueza humana, yace el secreto para liderar con propósito y significado. Como proclamó Claude Bernard, "quien no sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra". Que este año sea el punto de inflexión en nuestra búsqueda de un equilibrio entre la presión global y las raíces locales, el progreso económico y el humanismo, entre lo inmediato y el propósito, entre lo virtual y lo real…