
A lo largo de la historia, la humanidad ha demostrado una capacidad admirable para adaptarse y evolucionar, también en lo que respecta a nuestra manera de aprender y de enfrentar desafíos. En el inicio de 2025, nos encontramos en un momento en el que las tecnologías y metodologías disruptivas están revolucionando muchos aspectos de nuestra vida, incluido el aprendizaje y el desarrollo profesional. Esta evolución refleja una búsqueda constante por mejorar la forma en que adquirimos habilidades y resolvemos problemas en un mundo cada vez más complejo.
Este crecimiento, este proceso de desarrollo solo ha sido posible gracias a siglos de investigación y de transmisión de conocimientos. Haciendo un breve repaso, la historia del aprendizaje comienza en los monasterios de Europa en la Edad Media, donde el conocimiento era traspasado mediante la reproducción manuscrita de textos.
Este método de aprendizaje se mantuvo durante más de 500 años, ya que la siguiente innovación formativa no llegaría hasta 1890, cuando en la Harvard Law School se comenzó a poner en práctica el Case Study o Caso de Estudio.
De nuevo, tuvieron que pasar décadas para vivir otra evolución cuando en 1920 la industria de la aviación americana estaba desesperada por encontrar un método efectivo para entrenar nuevos pilotos, ya que muchos alumnos estaban teniendo accidentes. La solución que encontraron fue la creación de un rudimentario simulador de la cabina de un avión, que permitía a los pilotos entrenar sin riesgo.
Si hablamos de otros sectores, seguimos avanzando en el tiempo, cuando en 1968 se creó un simulador médico para que los residentes de los hospitales pudieran practicar. Tanto en aviación como en medicina, dos entornos de alto riesgo y alta complejidad, las simulaciones ayudaron a entrenar personas en entornos seguros, mejorando el desempeño posterior en el mundo real.
Así, tras un proceso de varios siglos, queda claro que la simulación y el entrenamiento en entornos prácticos son una de las mejores formas en las que las personas pueden formarse. Por este motivo, ya en la década de los 80, compañías como BTS, pusimos en marcha las simulaciones en entornos de negocio. El objetivo de estas es, ni más ni menos, que los managers y líderes empresariales puedan practicar la toma de importantes decisiones en entornos seguros y sin riesgo.
La simulación emerge como una herramienta poderosa y transformadora en el ámbito del desarrollo ejecutivo y la formación corporativa. En un mundo donde los entornos de negocio son cada vez más complejos y dinámicos, las empresas buscan métodos efectivos para preparar a sus líderes y equipos para enfrentar desafíos significativos.
Durante los primeros años de trabajo con las simulaciones de negocio, el foco fue el desarrollo ejecutivo, y aunque esta práctica continúa, desde entonces se ha ampliado el alcance para trabajar a mayor escala. Hoy en día, las simulaciones se implementan a través de la tecnología en toda la organización, creando una cultura de simulación que permite a las empresas practicar y desarrollar nuevas capacidades de manera continua.
Estas simulaciones, además, pueden ser digitales, con herramientas como tablets, pero también pueden ser físicas, colaborativas, etc. Existen múltiples variables y suelen ser más poderosas cuando son co-creadas junto con los interesados en aplicarlas ya que es en esos casos cuando reflejan de forma verídica las métricas y los KPI's de una empresa determinada, lo que normalmente resulta sorprendente y muy divertido para los involucrados, que tienen la oportunidad de practicar sin riesgo sus acciones diarias.
Un ejemplo destacado de esta capacidad es el trabajo que en BTS hemos desarrollado junto a Salesforce, que ha logrado implantar con éxito una cultura de la simulación.
Junto a Salesforce, preparamos una simulación para entrenar a más de 30.000 personas de sus equipos en tres zonas horarias diferentes, preparándolas para enfrentar un entorno inflacionario. Este tipo de práctica intensiva y rigurosa a gran escala proporciona a las empresas una ventaja competitiva significativa, ya que sus equipos están mejor preparados para enfrentar los desafíos del mercado que aquellos de la competencia que solo han recibido instrucciones mediante un email o una charla.
Las simulaciones virtuales permiten a las empresas involucrar a sus empleados en todo el mundo, proporcionando un entorno de aprendizaje coherente y de calidad sin limitaciones geográficas. Además, es posible medir el impacto concreto de estas formaciones de manera efectiva. En BTS se utilizan varios niveles de análisis distintos para evaluar el impacto de los programas, desde la reacción inicial de los participantes hasta el cambio de comportamiento y el impacto económico posterior.
El objetivo final de estas simulaciones no es otro que lograr, precisamente, un cambio de comportamiento y un impacto económico tangible. Para ello, es necesario comprender en detalle los objetivos de negocio que haga posible crear un entorno de práctica que permita a los participantes desarrollar las habilidades necesarias para alcanzar esos resultados.
Por poner otro ejemplo, en una simulación diseñada para una gran empresa de telecomunicaciones, los participantes se comprometieron a aumentar la tasa de venta de accesorios en sus tiendas. Al monitorizar sus acciones, pudimos demostrar un impacto económico significativo, con millones de dólares en ingresos adicionales generados por el desempeño de aquellos que habían formado parte del programa. Este tipo de feedback es crucial para convencer a los líderes empresariales del valor de las simulaciones empresariales y asegurar su apoyo. También, existen otros datos que las apoyan. La efectividad de estas acciones resulta notable si se compara con el grado de finalización de formaciones online, que son muy bajos en todo el mundo y que, durante mucho tiempo, se pensó que iban a ser la siguiente revolución formativa.
En definitiva, las simulaciones empresariales representan una evolución significativa en el desarrollo del talento corporativo, ofreciendo una forma práctica y efectiva de potenciar las capacidades de los empleados y lograr resultados de negocio tangibles en entornos complejos y de alto riesgo.