
El precio del gas natural en Europa se ha duplicado desde la primavera hasta superar los 50 euros. Una escalada que responde al incremento de la demanda en el continente. Por si fuera poco, el cerrojazo del gas ruso que llegaba a la Unión a través del gasoducto de Ucrania y la amenaza de corte de suministro de Qatar complican aún más la situación.
Pese a ello, Bruselas solo atisba riesgo de cortes puntuales en países del Este. Esto limita, en gran medida, la posibilidad de que el continente sufra una nueva crisis energética como la provocada tras la invasión de Ucrania por Rusia. La diversificación de las fuentes de suministro, especialmente en el gas al impulsar la llegada de GNL, sitúa a la región comunitaria en mejor posición para hacer frente a este nuevo desafío energético.