
La economía global ha experimentado en las últimas décadas profundas transformaciones que han reconfigurado las cadenas de valor. Factores como la globalización y la irrupción de nuevas tecnologías han desempeñado un papel crucial, pero lo que más llama la atención es la aceleración de estas dinámicas, que generan tanto riesgos como desafíos para los territorios. Este contexto, marcado por la complejidad y la alta incertidumbre geopolítica, exige a las Administraciones Públicas la adopción de herramientas como la "prospectiva estratégica", una recomendación clave del 'World Economic Forum' para 2024.
A nivel empresarial, la capacidad de adaptación en tiempo real y la resiliencia son los retos principales. Las empresas deben optimizar sus operaciones mientras buscan mantener su competitividad en un mercado en constante evolución. Desde un enfoque local, el desafío no solo radica en atraer inversiones, sino también en consolidar los elementos que otorgan ventajas competitivas a los territorios.
Para enfrentar esta coyuntura, es fundamental desarrollar apuestas estratégicas basadas en una visión de futuro. Estas estrategias deben identificar oportunidades en áreas clave como la transición energética y la descarbonización, mientras impulsan el desarrollo industrial y fortalecen las infraestructuras tecnológicas. La innovación, y especialmente la innovación abierta, emerge como una de las principales palancas para lograr esta diferenciación y sostenibilidad.
En este proceso, las empresas tractoras juegan un papel esencial. Gracias a su volumen de negocio y capacidad de inversión, estas compañías actúan como motor de los ecosistemas de innovación, con un efecto multiplicador que beneficia a todo su entorno. A su vez, las pymes, con su profundo conocimiento de nichos específicos, complementan este ecosistema innovando de manera más precisa y personalizada.
El desarrollo de estos ecosistemas requiere políticas públicas que fomenten la colaboración entre empresas tractoras y pymes, así como el fortalecimiento de infraestructuras, la formación de talento y la creación de redes de cooperación.
En este sentido, Bizkaia ha sabido posicionarse como un referente en innovación, apoyándose en tres activos fundamentales: un marco legal estable con incentivos fiscales para la inversión en I+D, un talento altamente cualificado respaldado por infraestructuras avanzadas y una cohesión en las cadenas de valor, gracias a la colaboración público-privada.
En el ámbito fiscal, las tres diputaciones forales han anunciado recientemente una revisión que armonizará las políticas de los territorios históricos, promoviendo tanto la cohesión social como el crecimiento económico. Para el tejido empresarial, estas medidas incluyen deducciones por inversiones en sostenibilidad y mejoras en las condiciones fiscales para las pymes.
Un ejemplo paradigmático de colaboración público-privada es BAT, B Accelerator Tower, el Centro Internacional de Emprendimiento ubicado en el corazón de Bilbao. Impulsado por la Diputación Foral de Bizkaia, el Ayuntamiento de Bilbao en colaboración con el Gobierno Vasco, BAT ha duplicado recientemente su envergadura, consolidándose como un hub internacional de innovación.
BAT es un ecosistema vivo que integra los esfuerzos de diferentes agentes clave del ecosistema, donde desde empresas tractoras hasta startups y entidades del ámbito formativo, científico e inversor forman parte de un modelo de gobernanza colaborativo. El centro alberga más de 200 miembros y un centenar de startups, representando el 45% de las empresas tecnológicas de reciente creación en Bizkaia y el 30% de la inversión recibida por startups en los últimos tres años.
La comunidad de BAT, en plena expansión internacional, está conectada con más de 160 centros de emprendimiento globales, creando un entorno propicio para el intercambio de oportunidades entre corporaciones y startups. En esta segunda fase se están cerrando alianzas con ecosistemas de referencia.
En conclusión, los territorios están en un momento decisivo. Su capacidad para responder al ritmo del cambio, mientras construyen proyectos sostenibles e innovadores, determinará su éxito a largo plazo. Aquí es donde cada territorio debe poner en valor su singularidad y su capacidad de anticiparse al futuro.