
El pasado ciclo de subidas de tipos provocó un lógico encarecimiento en los costes de financiación del Tesoro Público. Debido a ello, el interés de la deuda española era del 2,21% en junio justo antes de iniciarse el recorte en el precio del dinero en la eurozona.
Desde entonces, el BCE ha bajado los tipos en tres ocasiones (hoy podría ser la cuarta), pero el Tesoro sigue pagando lo mismo que en el verano por la deuda. Esto se explica por la existencia de decalaje en el mercado entre las decisiones del BCE y la evolución del interés medio de cada subasta. Además, se debe tener en cuenta la diferencia de coste entre las nuevas emisiones y el propio de la deuda que venció en el segundo trimestre. Estos factores frenan el abaratamiento de la deuda que tarde o temprano llegará.