
Los bancos españoles han enajenado ya 10.800 millones de "activos tóxicos" y ultiman la transferencia de otros 4.700 millones, lo que permitirá a las entidades cerrar el año con un alza del 15% en la "limpieza" de sus balances.
Un aumento meritorio ya que se logra en un escenario de tipos de interés altos, que frenan este tipo de operaciones entre la banca y los fondos. El sector corrobora así su compromiso con impulsar un proceso de saneamiento que arrancó en 2013. Entonces, desprenderse de estos créditos era obligado, ahora en cambio los balances muestran un sólida posición y la morosidad está contenida. Pero las entidades aciertan al mantener el ritmo de desinversiones de este tipo de activos por los elevados costes que exige su mantenimiento.