Opinión

Las nuevas inquietudes del talento joven

Jóvenes representantes de la Generación Z. EE
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Actualmente, vivimos en un mundo cada vez más competitivo y cambiante y es muy importante entender que el mayor activo que tiene una organización son sus personas trabajadoras. Sin ellas, no sería posible desarrollar ninguna actividad ni ofrecer servicios. Por tanto, es imprescindible que las empresas se adapten a las nuevas exigencias del mercado laboral, sin descuidar su competitividad y productividad.

En este entorno, la generación Z se ha erigido como el punto de partida de un nuevo paradigma, un nuevo estilo de vida. Hasta hace unas décadas, la idea que tenían muchas personas trabajadoras era anteponer la carrera profesional a todas las cosas, incluso por delante de su vida personal. No obstante, la generación Z ha mostrado un cambio radical. Ahora, lo más importante es el bienestar personal por encima del trabajo. Trabajar, sí, pero no a cualquier precio. El salario ya no es tan importante para estas personas trabajadoras, sino que buscan realizar tareas significativas para la empresa y la sociedad y formación continua que les permita mantener un crecimiento profesional constante, a la par que encontrar mayor tiempo libre.

De hecho, el presidente de la Federación de Jóvenes Empresarios de Euskadi, Íñigo Juez, llegó a comentar que a los jóvenes "no les renta trabajar". Esta frase no hay que tomarla de forma literal, sino que hace referencia a un problema existente y realmente preocupante en el mercado laboral. El cambio de paradigma de la juventud es un hecho. Los jóvenes están algo desmotivados, así que las empresas deben encontrar ese punto de motivación para lograr encontrar y mantener los perfiles adecuados.

Además, a todo este nuevo paradigma se une que muchas personas jóvenes, ante la falta de oportunidades, quieren buscar mejores oportunidades fuera de nuestro país, lo que limita la productividad y la competitividad de nuestras empresas. Por ello, es imprescindible que desde las organizaciones se cambie la idea, se adapten las ofertas laborales y se acepte este nuevo paradigma, ya que es la mejor manera de continuar con su funcionamiento.

Toda esta situación está impactando directamente en la gestión del capital humano que deben hacer los departamentos de recursos humanos. Para poder realizar este importante cambio de la mejor manera posible y sin que afecte, en exceso, a la forma que tienen las empresas de trabajar, hay algunas claves que me gustaría destacar.

En primer lugar, es básico poder fomentar un ambiente de confianza y respeto, creando un entorno en el cual las personas trabajadoras se sientan valoradas y escuchadas. Conseguir esto pasa por mantener una comunicación abierta, escuchando ideas y utilizando los errores como formas de aprendizaje.

Posteriormente, también es importante invertir en el desarrollo personal y profesional de las personas trabajadoras. Debemos entender quién es la persona que tenemos delante, cómo es, cómo podría mejorar, qué inquietudes tiene, qué objetivos... entender todo esto hará que la organización pueda ayudar a sus trabajadores a crecer profesional y personalmente, desarrollando el talento de forma integral.

Por poner en contexto este último punto, uno de los principales motivos por los cuáles las personas dejan un trabajo, actualmente, es la falta de desarrollo de su carrera profesional. Si la empresa en la que se encuentra no cumple con esto, no tienen ningún problema en desarrollarse en otra organización. Por ello, el departamento de recursos humanos debe estar enfocado a un trato individualizado, teniendo en cuenta las necesidades de cada persona.

En tercer lugar, las empresas deben reconocer y valorar el esfuerzo de sus personas trabajadoras. Reconocer el trabajo bien hecho es clave. No quiere decir, necesariamente, tener que compensarlo de forma económica, sino realizando una mención pública delante de los compañeros, en muchos casos, aumenta la vinculación emocional con el equipo. Reconocer un trabajo bien hecho ayuda a incrementar la motivación de las personas trabajadoras.

Otro aspecto importante es el de la salud y la seguridad. Las personas empleadas deben entender el entorno laboral como un espacio seguro, física y mentalmente. La llegada del trabajo remota ha disparado el conocido burnout, un síndrome ya reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde la persona trabajadora llega a un punto de agotamiento mental, físico y emocional a consecuencia de la sobrecarga de trabajo. Para intentar evitar esta situación entra en juego el concepto de flexibilidad. Las políticas tan estrictas y reguladas que existían hace unas décadas han cambiado. La generación Z no las tolera porque buscan más espacio para poder conciliar. La clave para poder retener al talento joven es lograr mantener un equilibrio personal y profesional adecuado.

En este sentido, la generación Z podríamos definirla como retadora, ya que piensan en el trabajo de una forma muy diferente a la del resto de generaciones. Por ello, para poder atraer este talento más joven es necesario analizar minuciosamente las tendencias de reclutamiento. Este estudio le dará a la empresa la posibilidad de conocer los perfiles que hay en el mercado y cómo pueden adaptar sus ofertas para llamar la atención de las nuevas generaciones.

Por ejemplo, una nueva práctica que me parece interesante es la creación de programas en las empresas para identificar y retener el talento joven. Contar con las redes sociales debe incorporarse como un recurso más a la hora de realizar procesos de selección. Las nuevas generaciones son completamente digitales, de tal manera que esperan que la empresa también lo sea. Es muy importante que las primeras impresiones que tengan de la organización sea de manera digital para generar un primer vínculo con la persona candidata.

A modo de conclusión, es interesante resaltar que las empresas se deben adaptar a las nuevas demandas de los jóvenes con talento para poderlos atraer y retener, pero sin perder de vista su productividad y competitividad. Además, también es interesante que los jóvenes puedan entender que necesitan las empresas para que ambas partes salgan beneficiadas de la relación laboral que les unirá.

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