
Cambiar la oficina por el salón de tu casa para trabajar ha dejado de ser algo atípico para muchas personas y ha pasado a convertirse en su nueva realidad. Aunque parezca que no, este gran cambio ya estaba previsto con el fenómeno de la digitalización, pero fue el Covid-19 lo que ha hecho que se incorpore a nuestras vidas de manera más acelerada.
Enfrentarse a una jornada laboral de ocho horas no es a priori fácil para nadie, pero ¿y si te dijera que tiene muchas semejanzas con correr un maratón? Al final, para lograr ambas cosas, hay que estar preparado a nivel físico y mental, pero sobre todo contar con las herramientas necesarias para poder afrontar las dificultades que se nos presenten por el camino, y con estrategias como, por ejemplo, el Método FASE, que tengo el placer de representar en la Comunitat Valenciana
Echar la vista atrás y ver que hace tan solo unos años asociábamos el teletrabajo a personas con un perfil comercial me parece algo muy curioso, principalmente porque años después todos hemos tenido sí o sí que trabajar desde casa, y sin tener que convertirnos en comerciales. A simple vista teletrabajar parece ventajoso, pues no tenemos a nadie que nos vigile, podemos hacer pausas cuando lo consideremos, tenemos nuestro espacio de trabajo decorado a nuestro gusto..., la verdad es que suena demasiado bien. Pero para que el trabajo sea fructífero es fundamental aprender a gestionar las comunicaciones, los tiempos, organizarse y detectar cuáles son las distracciones que nos pueden surgir.
Antes, teníamos ese cometido en espacios de trabajo compartidos, ahora, muchos de nosotros, lo tenemos en casa. Cambia el lugar, pero lo que se mantiene perenne es la actitud con la que afrontamos las tentaciones y nos enfocamos en lo verdaderamente importante.
Pero ¿sabemos detectar un robatiempo? En primer lugar, tenemos saber que un robatiempo es todo aquello que viene del exterior y que nos quita concentración. Auditarnos cada día e identificar cuáles son las distracciones es el primer gran paso. Pueden ser las reuniones que se alargan, trabajar constantemente con el correo electrónico delante o las interrupciones por los sistemas de comunicación. También existen nuestros propios 'malos hábitos' que son esas maneras por las cuales se nos escurre el tiempo pero que sí que dependen en exclusiva de nuestra conducta, como la procrastinación, el no saber decir que no o ser en exceso perfeccionistas en todo lo que hacemos.
La primera gran decisión para trabajar contra ellos es identificar qué es lo importante cada mes, mediante una reflexión desde la distancia o una planificación semanal donde exista tiempo para trabajar de manera individual en nuestras prioridades. Al final, es más sencillo evitar robatiempos si tenemos las prioridades en nuestra agenda.
El segundo paso sería el identificar cuáles son los sistemas de trabajo que podrían agilizar nuestro día a día, porque todos tenemos tareas rutinarias a las que dedicamos cada semana muchas horas, y estas se podrían reducir si nos apoyamos de la IA.
Esta nueva herramienta ha generado un gran revuelo en la sociedad, pues mucha gente tiene una percepción equivocada de esta al pensar que puede igualar a los seres humanos en términos de reflexión, creatividad y pensamiento crítico. Pero, bajo mi punto de vista, esto refleja el desconocimiento que mucha gente tiene sobre las ventajas de la IA, pues es de gran utilidad para gestionar nuestro buzón de correo electrónico, agilizar nuestras reuniones, elaborar presentaciones e incluso ayudarnos a aprender o resolver problemas complejos.
Para apoyarnos en ella, siempre es necesario que vaya acompañada de una reflexión humana en profundidad. La IA no va a reemplazar puestos de trabajo, pero alguien que sepa utilizar la IA en su puesto puede hacer que seamos reemplazados por esa persona.
A día de hoy, si sabemos aplicar la IA en nuestras rutinas diarias podemos resolver problemas complejos, ganar tiempo, ser más creativos, agilizar el aprendizaje, mejorar la preparación de actas y resúmenes, crear presentaciones, gestionar correos electrónicos... un sinfín de tareas que pueden hacernos ahorrar 8 horas semanales.
En definitiva, hemos de ser conscientes que la IA y el teletrabajo han venido para quedarse. Dos cambios en nuestra rutina laboral que las nuevas generaciones nativas digitales ya traen interiorizados, pues su interacción continua con las nuevas tecnologías y la formación online han hecho que la IA no sea una novedad para ellos, al igual que trabajar desde el sofá de casa.