
A un mes de las elecciones en EEUU, en las que los dos candidatos van a llegar igualados -lo que no esclarece nada a los mercados-, y en el punto de mayor tensión entre Oriente Medio, con las bolsas en máximos y después que las europeas hayan recuperado un 20% y Wall Street un 40% desde que los terroristas de Hamás atacaran Israel; la única conclusión es acercarse en la posición estratégica al porcentaje mínimo de renta variable.
Siempre sostengo que hay que estar en bolsa, que no se puede llegar a duplicar cada euro invertido, a razón de ese 7% anualizado, si no se está siempre en mercado. Pero esa es la posición estratégica. Hay un porcentaje de nuestra cartera táctico que hay que tratar de rotar en función de los acontecimientos. Como nos enseñó nuestro querido abuelo Buffett: "Hay que ser codicioso cuando los demás son miedosos y miedoso cuando los demás tienen los ojos inyectados de codicia". Por eso creo que si el castigo que provocó hace justo un año el ataque a Israel fue la oportunidad de mover la clásica cartera Bogle (40% bolsa/60% renta fija) a un 60%/40%, el último semestre ha sido idóneo para hacer la trashumancia hacia la posición inicial.
Y el objetivo es doble porque, aunque la renta fija cada vez ofrezca menos rentabilidad a vencimiento, durante el próximo ejercicio se tiene que seguir beneficiando del componente adicional que, para lo que ya hay en cartera, representa la continuidad de la bajada de tipos. Eso sí, e insisto porque llevo meses recalcando la idea, olvidándonos de los monetarios y cogiendo duración. La deuda española con vencimiento a julio de 2043, con el cobro de un cupón anual del 3,45%, a comienzo de verano se pudo comprar con un descuento sobre el precio de emisión del 6%. Hace unas semanas comentaba que cotizaba a la par y que creía que durante el año que viene veríamos como los inversores están dispuestos a pagar por encima del precio al que salieron al mercado, reduciendo la rentabilidad real de los intereses cobrados con el objetivo de garantizarse algo más de un 3% los próximos años. Pues ya ha sucedido algunos días este escenario.
Hay lectores que me han comentado que el plazo es demasiado largo y que el dinero lo quieren antes del año 2043. No habían entendido que la opción más especulativa es conservar estos bonos hasta que el precio del dinero se sitúe alrededor de 100 puntos básicos por debajo del precio actual del BCE (3,5%). Estoy convencido de que entre uno y dos años se trata de una opción a tener en cuenta como alternativa para ese ejercicio táctico de trashumancia que toca hacer en mercado a la espera de una corrección de cierta importancia en bolsa que obligue a iniciar el viaje de retorno hacia el 60/40.