Opinión

Debilidad estructural del empleo

  • España es el país europeo que más trabajadores manda cada trimestre al paro, con 600.000 afectados

Pese a la intensa recuperación del empleo desde la pandemia y a la entrada en vigor de una reforma laboral que ha mejorado la estabilidad de los contratos, los últimos datos de Eurostat dejan claro que la volatilidad de los puestos de trabajo sigue siendo el mayor lastre del mercado laboral español.

Una rotación de trabajadores que, además, tiene como punto de partida y de llegada el desempleo con una intensidad superior a la del resto de países de la UE y que en el segundo trimestre afectó a casi 600.000 trabajadores, a los que se suman otros 550.000 que pasaron directamente a la inactividad. Es decir, renunciaron a buscar un nuevo empleo.

Esta evolución no contradice el hecho de que el saldo de entradas y salidas de la ocupación sigue siendo positivo, como el Gobierno recuerda continuamente, pero sí lo pone en un contexto que disuade de la tentación de entregarse al triunfalismo. El margen entre creación y destrucción de empleo es demasiado estrecho para ello. De hecho, los datos apuntan a que en el incremento neto de la ocupación de los últimos trimestres influye más que la reforma laboral haya elevado el número de empleos indefinidos que la capacidad real de la economía española de crear nuevos puestos de trabajo.

Eso nos sitúa en un escenario en el que esta mejoría no impide que nuestro país siga siendo, con diferencia, el más vulnerable de los Veintisiete ante un eventual cambio de ciclo. Un diagnóstico que debería presidir todas y cada una de las nuevas rutas abiertas por el Gobierno en materia laboral, desde la reducción de jornada a los cambios en el despido, pasando por la subida del SMI. Solo así se evitará agravar la debilidad del empleo en España.

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