
Además del castigo tributario a las rentas altas, Sumar también pone sobre la mesa de la negociación de los Presupuestos una batería de alzas fiscales para las grandes empresas. La formación liderada por Yolanda Díaz propone convertir en permanentes los gravámenes temporales a banca y energéticas, aunque las condiciones que llevaron a su imposición no existen en la actualidad.
Además, Sumar exige una profunda reforma del impuestos de Sociedades para generar unos ingresos extraordinarios de 13.300 millones. Y, por si fuera poco, también plantea la introducción de un gravamen a los márgenes excesivos de la distribución. Ello pese a que está más que demostrado, incluso por el propio Observatorio creado por el Gobierno, que los supermercados no han aprovechado el alza del IPC alimentario para elevar su rentabilidad.
En definitiva, un nuevo paquete tributario que carece de argumentos y que supondría un golpe fiscal de 14.200 millones al año para las grandes empresas. En caso de salir adelante, estas iniciativas solo empeorarán una fiscalidad opresiva desde hace años para las empresas. De hecho, nuestro país se encuentra entre las economías desarrolladas que más penalizan los costes de capital empresariales. Pero tal argumento no importa a una formación que persiste en su trasnochada estrategia de machacar a las empresas con más y más impuestos. Con ello, solo se logrará reducir la capacidad de inversión de los negocios.
Pero además, los economistas alertan de que la alta fiscalidad también resentirá la productividad de las plantillas. Puede así vaticinarse que, si esta situación tributaria asfixiante va a más, seguirá sufriendo la capacidad de crecimiento de las empresas, y también sus posibilidades de incrementar sus plantillas.