Opinión

Estas elecciones norteamericanas sí que importan

  • Los planes y las estrategias son radicalmente opuestas entre los dos candidatos 

Normalmente las elecciones norteamericanas no tienen demasiada influencia en las bolsas. Las diferencias en política económica entre el partido demócrata y el republicano pueden ser importantes, pero nunca afectan al núcleo del sistema. Esta vez podría ser diferente.

La distancia política que separa actualmente a demócratas y republicanos es sideral. Ya no se trata de matices, se trata de formas de ver la sociedad y la vida. Y esto se refleja cada vez más en la economía y, en consecuencia, en los mercados.

Tanto es así que en Wall Street ya existe lo que se denomina el Trump Trade, que consiste en apostar por los sectores bursátiles que se verían beneficiados si ganara Trump y ponerse "cortos" en aquellos que podrían verse perjudicados (ponerse "corto" es apostar contra un determinado activo, valor o sector). Y viceversa, porque no es ningún secreto que la mayoría de las grandes tecnológicas, las empresas de armamento, de energías alternativas o las grandes farmacéuticas apoyan a Kamala Harris (además del 90 % de los medios de comunicación tradicionales).

Por su parte, es evidente que Trump reducirá las regulaciones, hasta el punto de que ha dicho que planea incorporar a Elon Musk a su gobierno, con la misión de reducir burocracia y regulaciones. Además, ya lo hizo en su anterior mandato. La misión de Musk también incluiría ahorrar dinero en la Administración. No sabemos si es un canto de sirena, pero sin duda es algo muy diferente a la visión de Harris, que aboga por más Estado y más inversión pública.

A nivel bursátil la desregulación afectaría positivamente a muchos sectores, como por ejemplo el de las energías fósiles (no entramos en el efecto medioambiental o ético de esta cuestión.) Por su parte, el candidato a vicepresidente de Trump, JD. Vance, ha sido clarísimo respecto a su prioridad de recuperar el tejido industrial del país y las pequeñas y medianas empresas. Y que el crecimiento no se base sólo en la tecnología.

Otro ejemplo de cómo puede afectar a nivel bursátil el triunfo de uno u otro candidato es la promesa que le ha hecho Trump al candidato independiente Robert Kennedy Junior de acabar con la guerra de Ucrania y con la crisis de salud en Norteamérica a cambio de su apoyo (que este le ha concedido).

Sin entrar de nuevo en consideraciones políticas o éticas, un alto al fuego en Ucrania sería muy negativo para la la industria de armamento, que hacía tiempo que no veía una demanda igual. Y la idea de mejorar la salud de los norteamericanos podría afectar negativamente a las grandes empresas de alimentación y farmacéuticas, de cuyos excesos culpa Kennedy que en Estados Unidos haya un 40% de personas obesas o un nivel de diabetes, alergias y enfermedades crónicas nunca visto en la historia del país. Quien piense que puede ganar Trump debería evitar estos sectores (o apostar contra ellos).

Otro motivo para ponerse corto, aunque todavía no sabemos muy bien cómo, estaría en la promesa de Harris, de poner límites a los precios de bienes y servicios. Y no sabemos muy bien porque no ha dado muchos detalles al respecto. Pero es bueno tenerlo en cuenta, porque es una parte importante de su campaña contra la inflación.

Y por supuesto si gana Trump habrá que valorar el impacto de sus planes tarifarios, que ya crearon un caos importante en su anterior mandato y que el mercado teme pudieran incrementar el nivel de inflación.

Hay otra cuestión que puede tener influencia en el mercado en el caso de que gane Kamala Harris y es que su programa incluye la posibilidad de gravar las plusvalías en acciones aunque no se hayan realizado. Y subir los impuestos tanto a los altos patrimonios como a las grandes empresas. Justo lo contrario que promete Donald Trump.

Respecto al déficit y a la deuda, ninguno de los candidatos es bueno. El historial de ambos es de más gasto y más deuda. Queda la esperanza de Elon Musk en el caso de Trump, pero pensamos que durará poco en un entorno político como ese.

Finalmente está la cuestión de la volatilidad, que puede ser muy mala o muy buena, dependiendo de si se sabe aprovechar. Y si algo sabemos de lo que puede ser un mandato de Donald Trump es que la volatilidad será mayor de la que hemos visto durante la administración Biden.

Queda claro que las estrategias de inversión de quien piense que puede ganar uno u otro tienen que ser necesariamente muy distintas porque sus planes son radicalmente distintos.

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