
Los autónomos se jubilan 15 meses más tarde de media que los asalariados. En concreto a los 66,2 años, frente a los 64,9 años de promedio de los que pertenecen al Régimen General.
Una brecha que se mantiene durante los últimos pese a la entrada en vigor de la reforma de pensiones que penalizaba los retiros anticipados. Dicha medida provoca que los trabajadores por cuenta ajena acerquen más su jubilación a la edad oficial, pero en el caso de los autónomos no ha generado importantes cambios. Ello debido a que los antiguos asalariados generan una pensión pública que es 650 euros mayor que la propia del colectivo de autónomos. Esta diferencia aboca a estos últimos a alargar su permanencia en el mercado laboral más allá de los 65 años.