
El veto del Gobierno a la opa de Magyar Vagon sobre Talgo puede tener consecuencias para otras empresas españolas. Hungría, el país de origen de Magyar, fomentó en los últimos años la atracción de firmas extranjeras relacionadas con el sector del automóvil.
Esa política convenció a Gestamp, Antolín y Cosmos, hasta el punto de que instalaron fábricas en el país de Europa del Este. Sin duda, cualquier acción que tome el Gobierno de Viktor Orbán contra estas compañías, u otros intereses españoles como los propios de Caf, supondrá una agresión injustificable a un socio comunitario, aunque Orbán se afane en defender que España actuó de ese modo con Hungría. Con todo, la posibilidad de que se genere un conflicto económico entre ambos países es real.