
Como en todos los países, en la historia reciente de España, todos los periodos están marcados por la economía salvo ahora en el que algunos no quieren hablar de la situación de estabilidad económica, la creación récord del empleo, el fuerte crecimiento del PIB, el dinamismo comercial o la competitividad de las empresas que se refleja, por ejemplo, en datos extraordinarios en materia de exportaciones, el consumo de los hogares o el incremento de la inversión extranjera en nuestro país.
Desde la Transición hasta nuestros días, la economía siempre ha sido un buen termómetro del estado de ánimo que atravesaban los españoles. Los Pactos de La Moncloa en 1977 fueron claves para asegurar la paz social en tiempos de crisis económica y gran conflictividad laboral; la devaluación de la peseta o el ingreso en la Comunidad Económica Europea marcaron un antes y un después en los años ochenta; la entrada en el euro, el boom inmobiliario, la crisis financiera provocada tras la caída de Lehman Brothers han sido determinantes en el devenir de la política española desde el año 2000; y la irrupción de la pandemia ha sido el punto de partida de un nuevo tiempo. Incluso antes, durante la dictadura, los diferentes periodos se han diferenciado por el contexto económico, desde el período de autarquía, marcado por una profunda depresión económica hasta 1959; hasta el Plan Marshall que da inicio al segundo período marcado por un mayor desarrollo y una mayor apertura comercial exterior. Todos estos hitos económicos han marcado el curso de nuestra historia.
En buena medida, la economía ha sido un indicador de la confianza que trasmitía España fuera de nuestras fronteras y el medidor de la situación de los españoles. Hoy, como desprende el barómetro del CIS, el 65,4% de los españoles consideran que su situación económica es muy buena o buena frente a la situación económica general, que el 55,1% considera muy mala o mala. O lo uno o lo contrario pero ambas percepciones no pueden darse en el espacio tiempo a la vez, y esto solo ocurre por la intoxicación y la desinformación con la que algunos responsables públicos de la derecha hacen política. Así, no han preguntado o pedido la comparecencia del ministro de Economía en el Congreso de los Diputados, algo significativo cuando les escuchamos todos los días hablar de crisis.
Y no lo hacen porque los datos de la economía española en el segundo trimestre del año vuelven a ser muy reveladores. España lidera el crecimiento europeo por cuarto año consecutivo, con un crecimiento del PIB en el segundo trimestre del 0,8%, que alcanza un crecimiento interanual del 2,9%, frente el 0,7% de la media de la UE. La inflación baja seis décimas en el mes de julio y se sitúa en el 2,8%. El aumento interanual de las exportaciones del 3,6%, que muestra un excelente comportamiento del sector exterior. El consumo privado aumenta un 2,3% en el último año, impulsado por las ganancias de poder adquisitivo y la evolución del empleo. El incremento de la inversión, especialmente en bienes de equipo y en vivienda, con un avance del 1,5% y del 1,2%, respectivamente. El déficit público cae hasta el 1,18% en junio gracias al aumento de los ingresos tributarios por la buena marcha de la economía y del empleo. O España recibe el cuarto desembolso de los fondos NexGenerationEU.
Pero si hay un dato revelador del buen estado de la economía española ese es, sin duda, la fuerte creación de empleo desde la aprobación de la reforma laboral – con el voto el contra del Partido Popular – que está permitiéndonos como país alcanzar cifras extraordinarias que marcan toda la serie histórica.
Nunca antes ha habido tantas personas trabajando y con empleos de mayor calidad que ahora. Según datos de la Encuesta de Población Activa, nuestro país ha alcanzado en el segundo trimestre de 2024 la cifra récord de 21,7 millones de afiliados a la Seguridad Social. Y la población activa, también, ha alcanzado la cifra más alta de toda la seria histórica, hasta los 24,4 millones de personas. Así mismo, la contratación indefinida no deja de crecer, 272.000 trabajadores más con un contrato indefinido en este segundo trimestre hasta alcanzar los 15,5 millones de personas. Crece el empleo juvenil y el empleo femenino, que alcanza la cifra récord en la serie histórica de más de 10 millones de mujeres trabajando.
De la misma forma, se está reduciendo el desempleo y, actualmente, el número de personas desempleadas se sitúa en 2.755.000, reduciéndose hasta el 11,27%, la cifra más baja desde 2008. En este segundo trimestre del año, el paro ha bajado en 222.600 personas, un 7,5% menos que en el primer trimestre.Lo mismo ocurre con los datos de afiliación y paro del mes de julio, con 51 meses ininterrumpidos de creación de empleo y con un paro registrado que se reduce hasta los 2.550.000 personas.
Queda trabajo por hacer para seguir mejorando las perspectivas económicas de las familias, los trabajadores, las empresas, los autónomos y las pymes, para aumentar la productividad o alcanzar ese objetivo de lograr el pleno empleo al final de la legislatura, pero el camino está forjado para alcanzar un horizonte de mayor prosperidad, bienestar y progreso.
Algunos no querrán que hablemos de economía, y se empeñarán en tapar los datos a base de interpretaciones incompletas e infundadas, de bulos y desinformación, pero no vamos a dejar de reivindicar lo que desprenden los datos. Si hay una evidencia clara es que nuestro país está mejor, como mejores son los indicadores económicos que muestran que la política económica útil del Gobierno de Pedro Sánchez funciona y da estabilidad, equilibrio, fortaleza, confianza y competitividad a la economía española.