Opinión

Momento de la deuda a largo plazo

  • La expectativa de bajada de tipos de septiembre tumba el interés de las Letras y obliga al inversor a alargar plazo en renta fija

Las altas rentabilidades que las Letras del Tesoro han mostrado durante el ciclo de subidas de tipos de interés en la eurozona han seducido al inversor conservador. Buena muestra de ello fueron las míticas fotografías de largas colas a las puertas del Banco de España.

El interés de los ahorradores por este vehículo de inversión es compresible ya que durante los dos últimos años se han logrado atractivos retornos que, además, mejoraban cada vez que se renovaban las Letras. Pero dicho escenario idílico se ha roto.

Este producto ofrece ahora un 3,18% tras reducirse su retorno 20 puntos básicos en julio, desde el 3,39% en el que se movía a principios de mes. Esta caída evidencia que el inversor debe asumir que renovar Letras a una rentabilidad mayor o igual es ya una misión imposible.

No en vano, el Tesoro ha colocado deuda desde junio a un interés medio inferior al de la emisión de un año antes. Y todo apunta a que volverá a ocurrir en agosto, ya que en ese mes de 2023, estos títulos se adquirieron a un interés medio del 3,66%. Un retorno impensable en un contexto como el actual en el que cobra la fuerza la expectativa de que los grandes bancos centrales reduzcan los tipos en el mes de septiembre y realicen varios recortes antes de que acabe 2024. Las Letras, por tanto, se enfrentan a un periodo de caída de su rentabilidad.

Ante este panorama, el inversor conservador debe poner el foco en el largo plazo. Más aún si se tiene en cuenta que el bono a diez años ya ofrece más interés que el propio de las Letras, y no como ocurría meses atrás. Una normalización de la deuda que obliga a alargar el plazo de las carteras y que es positiva desde un punto de vista macroeconómico, ya que refleja el optimismo del mercado con las perspectivas de crecimiento de España.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky