
La actividad bursátil se reduce notablemente durante la temporada de verano. Pero eso no quiere decir que el mercado esté exento de sustos durante este periodo. De hecho, esta semana está siendo nefasta para la renta variable a ambos lados del Atlántico. Todo arrancó con unos resultados peores a los esperados por el mercado de algunas de las firmas que integran el grupo de las Siete Magníficas. Las grandes tecnológicas han marcado la hoja de la ruta de las bolsas en los últimos años, especialmente en Wall Street, por lo que su retroceso se contagia ahora en el Viejo Continente.
Por si fuera poco, los pobres resultados de grandes firmas de lujo europeas, como LVMH o Kering, llevan al Cac francés a perder definitivamente el soporte de los 7.460 puntos. Un hecho que no es baladí, ya que desde que Francia declaró elecciones anticipadas tras los resultados de las europeas, la bolsa parisina marca el devenir del resto de parqués comunitarios. Todo ello ha provocado que el EuroStoxx, el índice de referencia en Europa, pierda su soporte establecido en los 4.820 puntos. Esto abre la puerta a que el selectivo continental se desplome hasta los 4.600 puntos, distancia de que ya se encuentra a menos de un 4%. Pese a ello, la buena noticia es que el peor escenario dibujado por los analistas, es decir malos resultados y una brusca caída de las expectativas de crecimiento macroeconómico, llevarían a la bolsa europea a borrar las ganancias del año. Por tanto, de cara al inversor, las actuales correcciones no deben dar pie a ventas masivas. Muy al contrario, lo más aconsejable es mantener posiciones y esperar a que el EuroStoxx encuentre los 4.600 puntos (límite que en el caso del Ibex son los 10.500 puntos) para volver a atacar la renta variable.