Opinión

La necesaria tendencia en el uso sostenible del packaging alimentario

  • Artículo de Juan Vilar Hernández*
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Somos más de 8.000 millones de personas después de que en los últimos 100 años la población se haya multiplicado por 4. Paralelamente, en todo el mundo, un tercio de los alimentos, con un valor estimado de más de 1,3 billones de euros, se pierde entre la cosecha y la mesa (PNUMA 2021). Fruta, hortaliza y verdura ya suponen casi el 50% de ese total. Mientras, el 10% de la población, 810 millones de personas, pasan hambre. Es decir, se desperdicia un tercio de los alimentos producidos en el mundo, a la vez que, con la tercera parte del desperdicio, podría alimentarse de forma sobrada a ese 10% de la población mundial que sufre inanición.

Con objeto de tratar de no desperdiciar, y por el modo impuesto por el sistema, las preferencias del consumidor, la idiosincrasia familiar, la seguridad alimentaria, etc., del total del volumen mundial de envases y embalajes fabricados, cuya cifra de negocios para 2024, de acuerdo con datos elaborados a partir de la fuente Bank of America Merrill Lynch, es de 1,15 billones de euros, más del 70% se usa en alimentación; es decir, destinamos a preservar los alimentos, el mismo, o similar valor, que el desperdicio de alimentos que generamos al año. Para alimentar al 90% de esa población, (8.000 millones de personas menos el 10 % que sufren precariedad alimentaria), incluyendo lo que se desperdicia y derrocha, es necesario que en la actualidad se generen a través del sector primario por ejercicio del orden de 11.000 millones de toneladas de alimentos, que suponen aproximadamente unos 4 billones de euros de volumen de negocio. Descárguese aquí gratis la revista elEconomistaAgro

El 99,7% de los nutrientes de los que nos alimentamos provienen de la agricultura. Luego, por cada ser humano generamos un total de 1,4 toneladas de alimento por año, para desperdiciar 450 kg, mientras que, generamos, del mismo modo, unos 500 kg de residuos, procedentes de envases y embalajes para su preservación y conservación. De acuerdo con la Food System Economy Comission, no alimentarnos de forma estándar y sí fragmentada, es decir, comer en base a un perfil específico no genérico -como es el caso de la existencia de familias de distintos tamaños no adecuados a las porciones o envases o alimentaciones específicas, entre otras circunstancias-, se deben de invertir cada año más de 5 billones de euros. Por lo tanto, nos encontramos ante una industria de carácter alimentario que, por razones sociológicas, demográficas, preferencias del consumidor, modo de conservación, exigencias legales, etc. genera por persona y año del orden de 500 kg de residuos de envases y embalajes.

Por otro lado, ese porcentaje, en cuanto a residuos de esta naturaleza, supone casi el 70% del total, el mayor porcentaje, y además desde 1980 se ha multiplicado más del 600%. Con respecto al valor total del producto que consumimos, el envase y el embalaje, suponen entre el 5 y el 40% del total, salvo en el caso de los envases retornables. Y estos, según la organización Ocean Conservancy, ya suponen el 72% del total de los recogidos, en base a su frecuencia de detección.

No obstante, los envases y embalajes, que resultan necesarios para determinados alimentos cumpliendo funciones como la protección, la conservación, la segmentación, la adecuación, la manipulación, la potenciación de la atención por parte del usuario, la preservación de la genuinidad, el transporte, etc. se dividen, por su naturaleza, en varias categorías: dependiendo del modo en que empaquetan (primario, secundario, terciario y cuaternario); dependiendo si empaquetan el producto, o agrupan sets diversos de productos. Es decir, un embalaje cuaternario, sería el embalaje de embalajes hasta llegar al producto, que sería el primario. Con respecto a los alimentos que en mayor medida requieren o destinan mayor uso de embalajes al ser manipulados, estaríamos hablando de frutas, verduras, hortalizas, bebidas, conservas, etc. y los productos que en menor medida requieren dichos elementos son frutos secos, pastelería, legumbres, especias, té y café.

Las razones, en su mayoría, son reducir el coste, evitar el desperdicio o comer más sano, por ese orden.En cuanto al futuro, se prevé que en los próximos 5 años el uso de estos elementos, y por lo tanto la generación de residuos crecerá más del 21%,. Las áreas geográficas del planeta que más contribuirían a ello son Asia y Oceanía, seguidos por Europa y América del Norte, y concluyendo con África, y América del Sur. Existe por tanto una relación clara en el hecho de la generación de residuos y la naturaleza innovadora del continente, país, o región, y el modo de vida de sus ciudadanos. Por lo tanto, además de una sostenibilidad económica, social y medioambiental exigible al sector primario, que resulta de obligado cumplimiento y que es un camino que ya ha comenzado, es necesaria la exigencia de un marco legal aplicable a la sostenibilidad en el packaging utilizado en la cadena alimentaria, siempre conjugado de forma óptima, con unos límites, y respetando los principios de seguridad alimentaria, higiene y marco legal, tomando un mayor protagonismo el uso de envases biodegradables, reciclables, u omitiendo la utilización de los mismos cuando resulte necesario.

*Juan Vilar Hernández es Doctor en Economía, analista agronómico internacional, consultor estratégico, profesor de la UJA y agricultor

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