
La jubilación es un momento esencial en la vida de los españoles que les brinda la oportunidad de disfrutar de un mayor tiempo libre y libertad. Para hacerlo con la máxima tranquilidad, es clave contar con el sustento económico que cubra los gastos vitales en esta etapa. La planificación de la jubilación es, por tanto, fundamental.
En España tenemos uno de los sistemas de pensiones más generosos. Como señala el informe bienal de la OCDE Pensions at a Glance 2023, la tasa de sustitución (relación entre el importe de la pensión y el último salario en activo) se sitúa en alrededor del 80%, frente el 60% de media de los países de la Unión Europea y el 56% en los países desarrollados.
El actual sistema de pensiones se enfrenta a desafíos como el aumento de la esperanza de vida, el envejecimiento de la población y la disminución de la tasa de natalidad que cuestionan la sostenibilidad de las prestaciones. De hecho, ese mismo estudio señala que la tasa de sustitución podría bajar al 50% en España para 2050.
Sin embargo, la encuesta de Insurance Europe (la federación europea de asociaciones de aseguradoras) señala que menos de la mitad de los españoles ahorra para la jubilación y que nuestro país se encuentra en los puestos de cola de Europa en ahorro a largo plazo. En este contexto, los planes de pensiones de empleo (PPE) emergen como una herramienta interesante a incentivar, ya que apenas el 1% de las empresas españolas promueven planes de pensiones para sus empleados y sólo el 10% de los trabajadores disponen de este instrumento de ahorro para la jubilación (datos de Inverco).
Según un estudio de KPMG, el 82% de los participantes considera que no hay suficiente información sobre el estado de las pensiones. Esta es una de las razones que explican que el índice de implantación de los PPE en España sea menor que el de otros países europeos, a pesar de que es el beneficio social más valorado, tras el seguro médico, como refleja el citado análisis.
Los PPE cuentan con diversas ventajas y se perfilan como una herramienta estratégica para el bienestar financiero de las empresas y sus empleados, complementando la pensión pública y garantizando un futuro económico más estable.
En el caso de las empresas, las aportaciones que realizan al plan son consideradas gasto deducible del Impuesto sobre Sociedades del ejercicio económico en el que se efectúan. Además, se contemplan ventajas en las cotizaciones a la Seguridad Social, ya que los primeros 135,29 euros mensuales que la empresa aporta a cada trabajador no están sujetos a esta cotización. Asimismo, la empresa puede obtener una deducción del 10% en la cuota íntegra del Impuesto sobre Sociedades por las aportaciones empresariales a planes de empleo imputadas a trabajadores con retribuciones brutas anuales inferiores a 27.000 euros y proporcional en caso de retribuciones superiores.
Estas medidas también ofrecen a las empresas ventajas sociales y de RRHH. Al utilizarlos como instrumento de política retributiva, las aportaciones a estos planes se presentan como una alternativa a los incrementos salariales tradicionales, permitiendo a las empresas ser más flexibles en su compensación. A su vez, esta flexibilidad se traduce como una herramienta efectiva para la fidelización y retención de talento, ya que los empleados valoran esa seguridad financiera a largo plazo que brindan los PPE y la empresa se posiciona como empleador que se preocupa por el bienestar de sus trabajadores.
Los empleados, por su parte, se benefician de una mejora salarial sin que repercuta en el IRPF, ya que no tributa hasta el momento del cobro. Además, pueden desgravarse por encima del límite anual de los 1.500 euros de aportaciones a planes de pensiones individuales, con un incremento adicional de hasta 8.500 euros.
Los trabajadores autónomos pueden adherirse a planes de pensiones de empleo simplificados de autónomos desde el año pasado. Así maximizan su ahorro para la jubilación y su desgravación fiscal. En su caso, al límite general anual de 1.500 euros de aportaciones a planes de pensiones individuales se suma un incremento adicional de 4.250 euros que pueden aportar a planes de pensiones para autónomos. Las aportaciones voluntarias que realizan los autónomos reducen su base imponible del IRPF y les permite desgravarse hasta esos 5.750 euros o el 30 % de la suma de los rendimientos netos del trabajo y las actividades económicas.
En definitiva, los PPE son una herramienta que favorece el ahorro de empresas, trabajadores y autónomos en un contexto de incertidumbre para el sistema público de pensiones en España. Ibercaja, especialista en el mundo del ahorro y comprometida con brindar soluciones adaptadas a cada necesidad, se posiciona como un aliado clave para empresas y trabajadores en la toma de decisiones importantes sobre su jubilación.