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Especial X Aniversario Felipe VI

Unos reyes ejemplares

  • Han sabido enviar un mensaje de renovación de la Corona y preservar el prestigio de la institución
José Creuheras Margenat, presidente de Grupo Planeta y de Atresmedia.
José Creuheras Margenat

Se puede ser -o no ser- monárquico por diversas razones. Yo lo soy por muchas, pero esencialmente ahora lo soy por convicción.

Cuando Felipe VI asumió la Corona de España, la institución andaba sumida en momentos difíciles. En su discurso de proclamación en las Cortes, el rey fue certero cuando aludió a que "la Corona debe velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente". Refiriéndose a estas premisas, continuaba argumentando que "porque solo de esa manera se hará acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de sus funciones". Inapelable.

Hoy, diez años después y tras enfrentarse a retos no siempre fáciles, los reyes han sabido enviar un mensaje de renovación de la Corona y preservar el prestigio de la institución. En mi opinión, no se podría haber hecho mejor. Proyectan una imagen de seriedad, compromiso social y reconocimiento en el plano nacional e internacional -tengo oportunidad de vivirlo a menudo en América Latina-, que supone una inmejorable representación de España. Si la legitimidad de la Corona emana del respaldo social y la confianza que la sociedad española tenga en sus reyes, podemos considerar la misión cumplida con creces.

Aprecio especialmente su afán, sólido e incansable, por hacer nuestra sociedad mejor. En el patronato de la Fundación Princesa de Girona y en el de la Fundación FAD Juventud, entidades volcadas en los jóvenes, soy testigo de primera mano de algunos de los proyectos en los que participan los reyes. Y puedo constatar siempre su enorme vocación de servicio.

La colaboración con estas dos fundaciones también me ha brindado la oportunidad de tratarlos en un plano que va más allá del institucional. Su rectitud y profesionalidad no les impide ser cercanos, próximos, y muy buenos conocedores -a veces con un nivel de detalle sorprendente- de la realidad que nos envuelve. También transmiten seguridad, son dos personas confiables, y conectan bien con los jóvenes: sus muchas obligaciones de Estado no les impiden invertir tiempo en acercarse a ellos para conocer sus inquietudes.

La Fundación Princesa de Girona, por último, también me ha permitido acercarme a la princesa Leonor, la heredera al trono. Tengo la convicción de que se está formando con valores sólidos, los de sus padres, y de que, cuando llegue el momento, sabrá garantizar la continuidad de la monarquía y de la primera de las obligaciones de la institución: convertirse en el eje vertebrador de nuestra sociedad.

Desde nuestro compromiso empresarial y personal con las cuestiones de Estado, y la monarquía es la más importante, permítanme desde esta tribuna transmitirles a los reyes mi respeto, mi admiración y mi afecto. Gracias por todo, majestades.