El 19 de junio de 2014 fue una fecha histórica para nuestro país. Con el juramento y proclamación como Rey de España de don Felipe VI, se dio continuidad a la etapa de mayor prosperidad, bienestar y modernización de la historia de nuestro país.Pero los últimos 10 años, no han sido fáciles.
Pero los últimos 10 años, no han sido fáciles.
A lo largo de este periodo hemos tenido que afrontar, como sociedad y como país, retos de gran calado, tanto desde el punto de vista económico, como social o político. Nos hemos enfrentado a situaciones que han puesto a prueba las costuras de nuestro modelo de convivencia.
Ciertamente vivimos en un mundo en transformación, en el que a tendencias de fondo que ya estaban presentes en nuestra vida desde hace algunos años, como la digitalización o la sostenibilidad medioambiental, se han unido otras de consecuencias todavía inciertas como el freno a la globalización y al multilateralismo, el cuestionamiento de las instituciones, o la creciente polarización de nuestras sociedades. Nos encontramos, sin duda, en un momento de cambios abruptos en nuestro entorno, con importantes retos, tanto a nivel de país como a nivel europeo. Retos que nos interpelan directamente a llevar a cabo reformas de calado que nos permitan competir en un mundo donde las reglas de juego han cambiado en los últimos años.
Pero esto sólo será posible hacerlo desde amplios consensos sociales y políticos, tendiendo puentes y contribuyendo desde todas las instituciones al crecimiento de nuestra economía, al progreso social y al fortalecimiento de nuestra democracia. Superar estos retos es responsabilidad de todos, en primer lugar, porque es la mejor forma de asegurar nuestro modelo de convivencia, pero sobre todo porque es nuestra responsabilidad con las generaciones futuras.
Son tiempos en los que debemos apostar por todo lo que nos une y desechar lo que nos separa.
Y el mejor ejemplo de esta forma de actuar, nos lo brinda, sin duda, S.M. el Rey, que se ha erigido, en esta última década, como el mejor ejemplo institucional de unión, estabilidad y diálogo.
Desde estas páginas que nos brinda elEconomista.es, me gustaría hacerle llegar mi más sincera felicitación, así como mi admiración y agradecimiento por su trabajo a lo largo de estos diez años, deseando que tan sólo sean el principio de un largo y fructífero reinado.
Muchas gracias, Majestad.