Opinión

El alto riesgo de la desdolarización

  • China podría tener la solución ante los riesgos entre divisas y enfrentamientos diplomáticos 

H ace un año escribí sobre el proceso de desdolarización. Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, las divisas del G7 perdieron parte de su atractivo internacional porque las reservas mundiales mantenidas en estas monedas cayeron un 8%. En su lugar, los bancos centrales empezaron a decantarse por el oro. Sin embargo, las posiciones relativas de estas divisas se mantuvieron estables, con un 59% de todas las reservas aún en dólares. En 2023, las reservas mundiales en las monedas del G7 se mantendrán prácticamente en el mismo nivel.

No se puede hablar de forma convincente de cambios de tendencia con sólo dos años de datos, pero las razones de la menor popularidad de las monedas del G7 no desaparecieron. Por ejemplo, la militarización de las finanzas en forma de sanciones, la congelación de las reservas del Banco de Rusia y, más recientemente, el uso de los beneficios que generan esas reservas para ayudar a financiar la guerra en Ucrania, todo ello contribuye a la fragmentación.

La fragmentación significa que el papel internacional de las monedas del G7 se reducirá, al igual que el papel hegemónico del dólar estadounidense y, posteriormente, del euro. Sin embargo, para entender cómo ocurrirá esto y en qué horizonte, hay que distinguir entre las dos funciones de las monedas: la primera como depósito de valor y la segunda como infraestructura de liquidación. La primera se ve afectada por factores económicos y la segunda por la necesidad de hacer negocios.

En lo que respecta al dólar estadounidense y al euro como depósito de valor, no me cabe duda de que seguirán siendo populares. Son dos de las monedas más estables, cuyo valor refleja políticas que existen dentro de un sistema de controles y equilibrios fiables. El dólar estadounidense y el euro pertenecen a sistemas financieros sofisticados que pueden promover y manejar productos innovadores para pagos y finanzas.

Además, la única otra economía de tamaño considerable que podría desafiar el papel del dólar o el euro en las reservas mundiales es China, pero su moneda, el renminbi, no se negocia internacionalmente. Hasta que esto cambie, el dólar estadounidense y el euro (y el resto de las monedas del G7) no se verán desafiados en ningún sentido significativo. Los bancos centrales de todo el mundo no retirarán sus reservas de forma significativa.

Sin embargo, hay que pensar en el papel de la liquidación y aquí hay desarrollos que podrían desafiar el statu quo. Puede que Bitcoin, la primera criptomoneda y aún la más popular, no sea un buen depósito de valor. Pero es accesible en todo el mundo y se ha convertido en un facilitador tanto para los pagos digitales como para el comercio. Pensemos en un exportador europeo que desee comerciar con África, pero sólo si puede hacerlo en euros. Si los importadores africanos no disponen fácilmente de euros, Bitcoin ofrece una alternativa de fácil acceso.

Naturalmente, existe un riesgo de tipo de cambio, que los exportadores europeos pueden minimizar convirtiendo los Bitcoins en euros casi inmediatamente después de recibirlos. El comercio se ve así facilitado por el hecho de que el precio se fija en la divisa preferida del exportador, pero los pagos se realizan en la divisa disponible para el importador sin obligar al exportador a asumir un enorme riesgo de tipo de cambio. Esta innovación en los pagos puede tener importantes efectos de inclusión financiera y crear oportunidades comerciales que de otro modo serían imposibles.

Del mismo modo, puede ofrecer alternativas a los países que no quieren o no pueden utilizar dólares. Pensemos, por ejemplo, en los países sometidos a sanciones financieras. La razón por la que Putin pidió a los importadores europeos de energía que pagaran en rublos, en la primavera de 2022, en lugar de por contrato en euros, es que Rusia no tenía acceso a los euros pagados. Todas las transacciones en euros deben liquidarse a través de la infraestructura de liquidación europea, lo que requiere que ambas partes de la liquidación no estén sometidas a sanciones. Como consecuencia de las sanciones, Rusia está aislada del dólar estadounidense y del euro y, en consecuencia, de gran parte del comercio mundial y de los mercados de capitales.

China ha desarrollado un Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS) para promover el yuan como moneda internacional. Aunque la moneda no ha conseguido convertirse en un depósito de valor codiciado, ofrece una infraestructura de liquidación que Rusia puede utilizar y, a través de ella, acceder también a otros países. Si la fragmentación continúa, la infraestructura china será sin duda una alternativa adecuada.

Otra infraestructura de liquidación, cuando y si despegan, son las monedas digitales de bancos centrales (CBDC). El interés por las CBDC se aceleró tras la invasión rusa de Ucrania, cuando los países empezaron a preocuparse por su excesiva dependencia del dólar estadounidense para participar en los mercados internacionales.

Mientras la UE debate y se prepara para lograr su autonomía estratégica, debe tener en cuenta que el resto del mundo también está llevando a cabo el mismo proceso de reducción de riesgos. Parte de ese proceso implicará necesariamente alejarse de las dos monedas dominantes, el euro y el dólar estadounidense.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky