
Los fabricantes de productos de gran consumo protestan por el modo en que la marca blanca los excluye de los híper y supermercados.
El crecimiento de las enseñas de distribuidor es una realidad que, lejos de limitarse como en el pasado a determinadas cadenas como Mercadona, es ya generalizado. Si este fenómeno responde a una estrategia de desplazar a los fabricantes, entraría en los supuestos de la competencia desleal. Pero ése es un extremo que corresponde a los supervisores dirimir.
Mientras no se demuestre ese supuesto, es imposible cerrar los ojos al hecho de que muchos consumidores aprecian la marca blanca, no solo por su precio, sino también por su capacidad de igualar en calidad y en imagen al producto de los fabricantes.