
El Gobierno ha anunciado algunos datos sobre empleo. Los celebra y se felicita a sí mismo. Yolanda Díaz ha anunciado en el Senado que hoy trabajan en España 20,9 millones de personas. Según ha dicho, 15 millones de estas personas tienen contratos indefinidos. Resulta evidente en su intervención que considera estos datos positivos.
Si analizamos, no el número de contratos en bruto sino la cantidad de horas cotizadas en España, veremos que la situación no es en absoluto positiva.
Si buceamos un poco en la base de datos del Instituto Nacional de Estadística encontramos algunos datos interesantes que permiten analizar con mayor objetividad la situación del empleo en España.
Por un lado, a cierre de 2023 la cifra de ocupación era de 21,24 millones de personas -desde entonces hasta ahora ha bajado el número de ocupados, no debemos desdeñarlo-.
En aquel momento, las horas semanales cotizadas eran 651,20 millones. Es decir, a cierre de 2023, cada trabajador cotizaba unas 30,65 horas semanales.
Por otro lado, a cierre de 2008 la cifra de ocupación era de 20,05 millones de personas. En aquel momento, las horas semanales cotizadas eran 679,58 millones. Es decir, a cierre de 2008 cada trabajador cotizaba unas 33,89 horas semanales. Es decir: en 2023 hay más trabajadores para menos horas cotizadas que en 2008. A cierre de 2023 hubo menos pan para repartir entre más bocas. La situación no es nada halagüeña.
Tampoco en términos salariales: en 2022 -último dato publicado en el INE- el salario medio era de 25.000 euros al año. En 2008 era de 21.000 euros. Así que desde 2008 el salario medio sólo ha aumentado en 4.000 euros al año, un 19%.
Y, sin embargo, según el INE, hasta 2022 -por utilizar el mismo orden de magnitudes- partiendo de 2008 como base -por el mismo motivo- la inflación acumulada es del 27,3%.
Es decir, hoy los españoles trabajan menos horas y sus salarios han sido devorados por la inflación -entre 2008 y 2022, o 2023 en cuanto a las horas cotizadas-.
Un análisis comparado de la situación española confirma los malos datos. En 2022, el salario medio de España es inferior al de Luxemburgo (70.189 euros), Dinamarca 62.933 euros), Países Bajos (57.513 euros), Bélgica (55.332 euros), Alemania (55.041 euros), Irlanda (54.649 euros), Austria (52.666 euros), Reino Unido (51.949 euros), Francia (51.540 euros) o Italia (33.855 euros).
El Producto Interior Bruto per cápita de España confirma esta situación. España (30.320 euros) está por debajo de la media de la zona euro (40.990 euros) y más cerca del nivel de Eslovenia (29.750 euros), Chequia (28.580 euros) o Estonia (27.590 euros) que del de Alemania (48.750 euros), Austria (52.250 euros) o Países Bajos (57.840 euros).
El desempleo juvenil en España es el más alto de toda la Unión Europea: de un 28,4% vs 14,9% de media en la UE. Es decir, el doble que la media.
En definitiva, una fotografía del mercado laboral español que nadie querría para su álbum. Desde 2008, España se encuentra en una espiral de precarización laboral, pérdida de poder adquisitivo y, por lo tanto, empobrecimiento. La situación comparada de España con los países de su entorno confirma que nos encontramos en un pozo en el que poco podemos celebrar.