
Las industrias alimentarias europeas se enfrentan a la denominada "brecha" del mercado de las proteínas y las empresas andaluzas procesadoras de alimentos no escapan a esta situación. La evolución de los hábitos de consumo a favor de alimentos "plant-based" o la transición verde de los sistemas agroalimentarios promovida por la Comisión Europea son algunos de los factores que hacen que, hoy en día, los fabricantes de alimentos necesiten que se consolide y diversifique el mercado de proteínas de uso alimentario.
La proteína suele ser el ingrediente más caro de cualquier composición alimentaria. Además, en los últimos años, se ha visto afectada por la incesante subida del precio, como el resto de los ingredientes alimentarios. El coste de la proteína es el punto sensible del escandallo de muchos de los alimentos compuestos. La proteína de origen animal, concretamente la proteína láctea, es muy utilizada por la industria para formular alimentos, tiene propiedades y usabilidad conocidas. Es un mercado de la proteína animal maduro que convive con el menos consolidado segmento de proteína vegetal para alimentación humana.
Ante esta obligada transición proteica y para responder a una necesidad de mercado real y apremiante, otras fuentes de proteínas están siendo objeto de proyectos de I+D+i. En España, tanto proyectos colaborativos de I+D como iniciativas de emprendimiento, están generando conocimientos que contribuirán a medio y largo plazo a establecer las bases del emergente mercado de proteínas alternativas. Insectos, hongos, cultivos celulares, algas marinas o macroalgas y las fermentaciones microbianas son las fuentes de proteínas estudiadas para despejar las incógnitas que pesan sobre su caracterización, obtención, uso, e impacto en alimentos y en la salud. El cultivo de microalgas, la fermentación de precisión o la carne cultivada se enfrentan a retos de escalabilidad, optimización de costes energéticos y aceptación del consumidor, además de las barreras de regulación y aprobación de la Unión Europea.
Andalucía alberga iniciativas empresariales de I+D+i que contribuyen a consolidar el mercado de proteínas vegetales, como por ejemplo el proyecto Plantprosport de la empresa andaluza Aurora Intelligent Nutrition (AIN), en colaboración con la Universidad Pablo de Olavide y el Instituto de la Grasa (CSIC), financiado por CTA y CDTI, que persiguió formular un alimento funcional para deportistas a base de hidrolizados proteicos de origen vegetal, concretamente de garbanzo.
Desde CTA, trabajamos para incrementar la competitividad de las empresas mediante la diferenciación de sus actividades de I+D+i. Damos servicios de soporte a la I+D+i a empresas de nuestro clúster, a clientes del ecosistema de innovación regional, nacional o europeo. También prestamos servicio de apoyo al emprendimiento de base tecnológico. No cabe duda de que Andalucía cuenta con un tejido empresarial y un ecosistema de innovación capacitado para contribuir, desde la I+D+i, no solo a la consolidación sino también a la diversificación del mercado de proteínas para alimentación humana mientras se establezca un marco regulatorio europeo específico.