Opinión

La igualdad de género promueve la innovación, la transformación y el avance empresarial

Blanca Sorigué, directora general del Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB). Foto: eE
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Tal y como refleja el informe Instantánea de Género 2023 de la ONU, de los 18 indicadores y subindicadores del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5 -que está centrado en la igualdad de género-, ninguno ha alcanzado sus metas y sólo dos están cerca de su consecución, lo que dificulta el progreso social y el avance hacia los 17 ODS en el horizonte 2030.

Y es que la igualdad entre hombres y mujeres es un elemento transversal para el progreso de la sociedad, ya que solo la mitad de la población mundial no puede hacer frente a los grandes retos que debe acometer el planeta.

Como ha manifestado Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, la igualdad de género es el gran promotor que hace posible la consecución de todos los demás objetivos de desarrollo, porque si no actuamos de manera conjunta, si no colaboramos y sumamos esfuerzos, no podremos alcanzar el éxito.

En todo el mundo hay cambios importantes, se está incrementando la inversión en políticas de igualdad, pero no podemos olvidar que debemos acelerar si queremos que las futuras generaciones tengan un mañana mejor, un entorno en el que prime la sostenibilidad a todos los niveles, en el que crecer como personas.

Luchar para garantizar la igualdad de género es un imperativo para la sociedad. Se trata de un elemento imprescindible para el desarrollo económico, y para el progreso de la nueva economía y de la industria. Desde el Consorci de la Zona Franca de Barcelona tenemos un gran compromiso con la promoción de la igualdad, con el empoderamiento de la mujer y el reconocimiento de su papel en la economía, por eso, una vez más, entre los días 5 y 7 de marzo el edificio DFactory Barcelona acogió la Barcelona Woman Acceleration Week (BWAW), un evento transformador del que nos sentimos orgullosos, que en su cuarta edición volvió a convertirse en el epicentro del talento femenino y del liderazgo empresarial.

Hablar de la igualdad de género en el entorno empresarial es hablar de paridad en las carreras profesionales y universitarias de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Una problemática que debemos atajar con la máxima celeridad, ya que no podemos desperdiciar el talento femenino en las profesiones STEM, llamadas a tener una importancia creciente en los próximos años, en el marco de la cuarta revolución industrial.

Cabe destacar, como recoge el último informe Igualdad en cifras del Ministerio de Educación, que, en nuestro país, en los grados universitarios, las estudiantes de Ingeniería, industria y construcción son el 29,5% del alumnado y en Informática el porcentaje se reduce al 14,1%. Sin embargo, las mujeres son mayoritarias en Educación (77,8%) y en Salud y Servicios Sociales (72,3%). Este hecho condiciona la representación de la mujer en profesiones de ciencias, por eso, se trata de una problemática que se sigue perpetuando, que debemos abordar desde diferentes ángulos.

La brecha de género lastra la economía y es algo que no nos podemos permitir. De hecho, múltiples estudios nacionales e internacionales concluyen que la igualdad de género aporta valor a las organizaciones, promueve la innovación, la capacidad de transformación, mejora la motivación y es un aspecto central para el avance empresarial.

Tal como refleja la tercera edición del Índice ClosinGap de PwC, la desigualdad entre hombres y mujeres cuesta a España unos 212.000 millones de euros, lo que equivale al 17,6% del PIB de 2021. Según dicho informe, si se alcanzara la plena igualdad se crearían 2,5 millones de empleos a tiempo completo entre las mujeres, que constituyen el 47,3% de la población activa. El indicador establece el nivel de paridad en el 64,7% en el año 2022, lo que supone un avance de 1,4 puntos porcentuales respecto año anterior, marcado por la pandemia.

De esta manera, los datos evidencian que España avanza lentamente hacia la igualdad de la mujer, ya que a este ritmo el país tardaría alrededor de 33 años en cerrar la brecha. Alcanzar la paridad en el ámbito empresarial es una meta a la que debemos contribuir desde el sector público y privado porque solo sumando esfuerzos podremos lograr cambios sustanciales, que impacten en las niñas que hoy están decidiendo su vocación, su futuro profesional. Debemos facilitar el acceso a profesiones STEM y debemos poner en valor las figuras de otras mujeres que anteriormente se han abierto camino en ámbitos que tradicionalmente eran masculinos.

Sin duda, hay que visibilizar más el papel de la mujer, algo que, por ejemplo, están haciendo desde la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de España con el movimiento #NoMoreMatildas, inspirado en la figura de la activista americana Matilda Joslyn Gage, que fue decisiva para impulsar los derechos de la mujer y poner en valor su papel. Esta iniciativa busca recuperar la figura de científicas olvidadas por la historia, llevándolas a los libros de texto para inspirar a las niñas y jóvenes de hoy, para romper estereotipos y fomentar su vocación científica.

Desde el Consorci de la Zona Franca de Barcelona estamos plenamente convencidos de que un futuro mejor solo será posible si fomentamos la paridad en el entorno laboral. De hecho, en nuestra plantilla predomina el talento femenino con un 60% de mujeres; en el año 2020 creamos el Consejo de la Mujer de la Zona Franca, el primer organismo de estas características para favorecer la perspectiva de género en el ámbito industrial, y trabajamos con las futuras generaciones en iniciativas como Feel the ZF Power, que consiste en acercar a las niñas y adolescentes en edad escolar a las empresa de la Zona Franca.

En definitiva, si las mujeres representan el 50% de la población, también deben tener una representación similar en el mundo empresarial. El talento femenino es fundamental para que la sociedad pueda avanzar hacia la nueva economía, una más próspera e inclusiva, por ello, entre todos, debemos favorecer un cambio profundo, un entorno en el que la mujer no tenga que romper ningún techo de cristal.

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