
La Formación Profesional se ha convertido ya en una enseñanza de un prestigio considerable por parte de la comunidad educativa, el mundo empresarial, y me atrevería decir la sociedad en su conjunto. Parece quedar atrás el síndrome de titulitis, y el recorrido formativo se orienta a la empleabilidad y competitividad de nuestro sector productivo.
Desde hace pocos años el número de estudiantes de FP iguala o supera a los estudiantes de Bachillerato. La empresa ha colocado al sistema educativo en el core.
Sin embargo, solo el 4% de los centros de FP en Andalucía tienen dual y la comunidad líder es el País Vasco, no llega al 12%. Un 20% de las empresas nos dicen que no encuentran personal formado o especializado acorde a sus necesidades.
Comunicación
Algo está fallando. Y desde la patronal de la enseñanza privada, CECE-Andalucía, partimos de un diagnóstico y proponemos algunas soluciones. Por una parte crece la demanda de estudiantes que se decantan por estos estudios pero miles de ellos se quedan fuera del sistema; mientras las empresas no avanzan sin cualificación.
Está claro que hay un error de comunicación entre la administración educativa, los centros de FP y las organizaciones empresariales. Entonces, tendremos que avanzar en un sistema de información común que detecte necesidades y ofrezca rápidas soluciones formativa para afrontarlas.
Burocracia
En el caso hipotético que se consiguiese ya sería un avance pero nos encontraremos con el segundo, tercer y cuarto gran problema. La falta de flexibilidad para adaptar el curriculum y de rapidez para cambiar de ciclo formativo. Para que entiendan esto último, un centro de formación tarda fácilmente ocho meses para cambiar un ciclo de una familia profesional a otra.
No es posible ese desfase entre la rigidez del sistema de autorizaciones y la evolución del mercado. Igual pasa con el currículum. Es el mismo en Andalucía que en Cataluña, Galicia o Murcia. Y claro puedes llegar a preguntarte, ¿Qué tiene que ver un sistema productivo de Andalucía con el de Castilla León? Así será imposible ganar en competitivad salvo que también se apuesta decididamente por un plan de simplificación administrativa en el sector educativo.
Incentivos
También sería necesario –y justo- implementar unos incentivos para las empresas. Ponen su Know-how, personal, experiencia y la oportunidad de empleo al servicio del alumnado y de los centros de formación. La contrapartida no puede ser burocracia y nuevos gastos.
Y entendiendo que es positivo para los estudiantes que puedan cotizar el tiempo en la empresa, igualmente consideramos razonable que ese compromiso resulte motivador para el empresario y que no sea una carga más tanto para los centros como para las empresas.
De la misma manera, es preciso mayor formación para el profesorado y orientación profesional para los jóvenes. Como también creemos necesario que se incentive la figura del experto como docente para la Formación Profesional, de tal forma que profesionales de éxito que viven el día de la empresa y que son canales excelentes de transferencia de conocimiento, puedan transmitirlos a los alumnos y se facilite así la contratación de profesorado que esté actualizado.
Por último, como patronal y miembros activos de las Confederaciones de Empresarios y de las Cámaras de Comercio, pensamos que sería muy conveniente su participación activa en el sistema y en el desarrollo de la FP Dual, como así lo contempla la propia normativa estatal: todas las manos son pocas para que este proyecto salga adelante como todos deseamos.
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