Esta misma semana un miembro del Comité Ejecutivo del BCE tachó de "improbable" alzas adicionales de tipos a la luz de la evolución de la inflación. Esta afirmación y las positivas estimaciones que apuntan a que el IPC de las principales económicas del planeta retornará al 3% en 2024 han llevado el optimismo a los mercados.
No en vano, los inversores apuestan por cinco (e incluso seis) movimientos a la baja desde el actual 4,5% del precio del dinero en escalones de 25 puntos básicos en la eurozona. Unos recortes que arrancarían en marzo y que situarían los tipos en el 3,25% en otoño de 2024. De confirmarse, estas caídas que el euríbor ya anticipa con sus recientes descensos generarían un importante abaratamiento en las hipotecas.
En concreto y para un crédito medio de 143.186 euros a 23 años de plazo, el recorte de tipos supondría un alivio de unos 1.100 euros en 2024, siempre y cuando se confirmen las previsiones del mercado en política monetaria. Algo que parece complicado. No en vano los analistas indican que para que el BCE baje los tipos en 125 puntos básicos se necesitaría que la inflación cayera por debajo del 2%, que la eurozona entrara el próximo año en recesión y que la Fed también hubiera iniciado el recorte del precio del dinero en EEUU.
Pese a ello, todo apunta a que el próximo ejercicio tendrá lugar una caída en el coste de las hipotecas. A ello contribuirán también las propias entidades que ante el desplome de la demanda del 15,23% interanual entre enero y octubre iniciarán una guerra hipotecaria el próximo ejercicio, con agresivas ofertas comerciales. Los préstamos para adquirir vivienda están, por tanto, abocados a abaratarse en meses, lo que impulsará el negocio de la banca y el del sector inmobiliario.
