Opinión

Cómo las empresas deben afrontar el riesgo

Mesa de directivos.

Las empresas globales se enfrentan a un contexto internacional incierto en el que destacan las tensiones geopolíticas (guerra de Ucrania, tensión China/Taiwán); la crisis en las cadenas de suministro (que, tras la pandemia, todavía se mantienen frágiles); la ciberdelincuencia (con incrementos exponenciales año tras año) o el débil crecimiento económico de las economías más avanzadas (inflación, aumento precio del dinero…). A los que se suma el cambio climático.

Un enfoque mejorado y más proactivo del riesgo es particularmente necesario, ya que las empresas continúan operando en un entorno desafiante y muy dinámico y el efecto multiplicador de algunos riesgos se está haciendo cada vez más evidente.  

Hoy en día, muchas organizaciones ya son conscientes, después de la invasión rusa de Ucrania, del efecto que los riesgos geopolíticos que hace años se visualizaban, pero que eran difíciles de concretar y por tanto de gestionar, están teniendo en las cadenas de suministros, en los riesgos de interrupción de los negocios y en los riesgos financieros que han conllevado.

Igualmente, los riesgos medioambientales tienen un impacto también importante en las cadenas de suministros, en la interrupción de la producción y en las tensiones financieras de las organizaciones. Igual ocurre con la vinculación de la transformación digital de las compañías, los avances tecnológicos y el establecimiento de la inteligencia artificial en los negocios con los riesgos derivados de ciberataques, ciberfraudes y amenazas a la seguridad y privacidad de los datos. 

Todo ello son ejemplos de lo evidente que resulta la necesidad del cambio de paradigma en la gestión de riesgos por parte de las compañías, considerando los efectos multiplicadores que algunos riesgos pueden tener en las empresas afectando a la consecución de sus objetivos de negocio.

En concreto, los riesgos cibernéticos continúan siendo una prioridad para las compañías y el desarrollo de la Inteligencia Artificial ha traído consigo nuevos retos, como una mayor dificultad en el control de los ciberataques, mayores facilidades para cometer fraudes y ciberfraudes o los riesgos derivados de la calidad del dato, su fiabilidad y su privacidad y, por tanto, la dificultad en la interpretación de los datos y los algoritmos por parte de los equipos directivos. Las empresas deben encontrar el equilibrio entre la gestión proactiva de los riesgos derivados de la tecnología y a la vez beneficiarse de todas las ventajas que trae consigo la Inteligencia Artificial.

A pesar de que existe un mayor reconocimiento de la importancia del efecto multiplicador del riesgo y las grandes corporaciones están adoptando esa mentalidad en su gestión, todavía queda mucho camino por recorrer. La mayoría de las compañías admite que no cuenta con la experiencia necesaria para entender cómo se entrecruzan los riesgos y no realizan auditorías independientes para entender el impacto de los multiplicadores de riesgo, lo que pone de manifiesto que el cambio de paradigma hacia estrategias más proactivas y receptivas de riesgos está lejos de completarse.

Para conocer y gestionar dichos multiplicadores de riesgo, las compañías deben llevar a cabo estrategias de mitigación del riesgo con un nuevo enfoque proactivo y centrado en atacar aquellos riesgos con un mayor potencial de expansión y con mayor efecto multiplicador, más que en aquellos riesgos individuales aislados, derribando los prejuicios internos y aprovechando los conocimientos y la experiencia interna para proteger el negocio.

Por ello, resulta esencial la participación de toda la organización en la gestión de las amenazas, involucrando a todos los niveles de cada empresa para que estén facultados para debatir e informar sobre sus preocupaciones. De esta forma, pueden ser los propios empleados los que ayuden a desarrollar estrategias no solo para prevenir y mitigar los riesgos, sino para convertirlos en oportunidades genuinas y poderosas para el éxito a largo plazo.

Este nuevo enfoque de la gestión de riesgo mejorado y más proactivo no solo ayuda a reducir las amenazas, sino que dota a las compañías de confianza para convertir dichas amenazas en oportunidades de mejora y resistencia y, por tanto, favorecen el crecimiento.

Resulta esencial que las organizaciones adapten nuevas formas de pensar a la hora de enfrentarse a los riesgos y amenazas de manera más sofisticada y proactiva, prestando atención a los multiplicadores de riesgo y reforzando la función de gestión de riesgos, adoptando una visión más global y estratégica del negocio, para convertir las amenazas en oportunidades y, por tanto, alcanzar los objetivos de negocio.

El tejido empresarial mundial tiene ante sí un panorama repleto de desafíos, a los cuales no pueden o no se han anticipado y deben comprender cómo los multiplicadores de riesgo pueden afectar a sus operaciones para ser resilientes y aprovechar la oportunidad para crecer.

Para ello es importante el empoderamiento de la función de Gestión de Riesgos, situándola en niveles de Comité de Dirección con una visión más global y estratégica del negocio, a la vez que involucrando a todas las áreas de la Organización en la gestión de riesgos para que puedan participar y aportar conocimiento sobre los posibles efectos de los diferentes riesgos que amenazan a la empresa, así como ayudando a desarrollar estrategias, no solo para prevenir y mitigar los riesgos, sino para convertirlos en oportunidades genuinas y poderosas para el éxito a medio y largo plazo.

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