En 1965, Gordon Moore, cofundador de Intel, publicó un artículo informal que pasaría a los anales de la historia de la tecnología. En él, Moore afirmaba que nuestra capacidad de "empaquetar" transistores en una oblea de silicio solo iría en aumento en las próximas décadas (concretamente, dicha densidad se doblaría cada dos años), con el consiguiente aumento en la capacidad de computación de los chips.
Solo habían pasado diecisiete años desde que tres investigadores de Bell Labs, William Shockley, John Bardeen y Walter Brattain (que más tarde ganarían conjuntamente el Premio Nobel de Física) inventasen el transistor, y menos de diez desde que Robert Noyce y Jack Kilby inventasen el circuito integrado (chip), pero el progreso tecnológico que había ocurrido en ese corto espacio de tiempo era ya enorme. Desde la publicación del célebre artículo de Moore, que más tarde daría nombre al fenómeno empírico conocido como la Ley de Moore, los chips (cada uno compuesto hoy en día de millones de diminutos transistores, cada uno del tamaño de una centésima parte de una mitocondria), han cambiado el mundo de una manera fundamental, y lo seguirán haciendo durante las próximas décadas.
La importancia de la industria de los semiconductores, la encargada de diseñar y fabricar los chips, no es solamente económica, sino también geopolítica y militar. Chris Miller, profesor de relaciones internacionales en Tufts University, ha publicado recientemente el relato más completo hasta la fecha sobre estas interrelaciones, con el título Chip War: The Fight for the World's Most Critical Technology. En este libro (que ha sido galardonado con el premio Financial Times Business Book of the Year, una muestra más de la importancia del tema actualmente), Miller narra la historia de la industria de los semiconductores, la proliferación de los chips en las sociedades modernas, desde automóviles a juguetes, pasando por armas nucleares, y, sobre todo, el creciente papel geoestratégico que han ido ganando con el paso del tiempo. Una de las principales conclusiones del libro es que los semiconductores no solo determinan la estructura de la economía global, sino también el equilibrio de poderes entre naciones. Le puede interesar: La caída en picado de los chips semiconductores es un serio aviso para la economía global.
La historia comienza en California después de la Segunda Guerra Mundial, en un ambiente en el que el despegue de la industria del venture capital permitió la creación de Silicon Valley, gracias a la fundación de Fairchild Semiconductor en 1957 por un grupo de 8 ingenieros que pasarían a ser conocidos en la mitología popular como "los ocho traidores". Mientras que Estados Unidos avanzaba rápidamente en la tecnología de fabricación de chips gracias a empresas como Fairchild y Texas Instruments, la Unión Soviética, con su estrategia de "copia exacta" de los productos estadounidenses, era incapaz de seguir el ritmo de avances de estos últimos, a pesar de los generosos subsidios de la Unión Soviética a esta industria y de que el número de científicos e ingenieros brillantes que tenía estaba a la par con el de Estados Unidos. Adicionalmente, mientras que en la década de los 70 y 80 las principales aplicaciones de los chips eran ya para consumo privado, lo que permitió a las empresas estadounidenses disponer de un mercado final muy amplio, sus homólogos soviéticos se quedaron estancados en las aplicaciones militares, limitando el tamaño del mercado al que dichas empresas podían tener acceso.
Como argumenta Miller, a pesar de que en el terreno armamentístico los soviéticos tenían un arsenal mucho mayor que el americano, las armas inteligentes desarrollados por estos últimos acabaron inclinando la balanza a su favor, como demostró el arsenal que emplearon durante la Guerra del Golfo, en donde se hizo patente la superioridad de los Estados Unidos respecto al resto del mundo gracias a la experiencia adquirida en la fabricación de semiconductores en las décadas anteriores.
El libro se lee fácilmente y genera suspense para el lector porque no es simplemente una narración despersonificada sobre empresas y bloques políticos, sino que ofrece también vívidas historias de los científicos e ingenieros que construyeron la industria paso a paso. Además de las contribuciones ya mencionadas de Shockley, Bardeen, Brattain, Noyce, Kilby y Moore, otros personajes que figuran de manera prominente en el libro son Akio Morita, cofundador de Sony (gracias a sus innovadores aplicaciones de los chips a productos de consumo masivo, como la radio o el walkman) y, especialmente, Morris Chang, fundador de TSMC, la mayor empresa de fabricación de chips del mundo en la actualidad.
Morris Chang es una de las figuras claves del libro y su propia historia personal está entrelazada con la historia de la industria estadounidense. De origen chino y habiendo terminado sus estudios en Estados Unidos, se incorporó a Texas Instruments en 1958, y tras no ser elegido para CEO de la compañía en 1983 dejó la empresa, para meses más tarde acabar siendo contratado por el gobierno taiwanés para liderar la fundación de TSMC, con capital mayoritariamente proporcionado por el gobierno taiwanés. Lea también: La importancia crítica de los semiconductores.
"China ahora gasta más en la importación de semiconductores que en petróleo"
Chang, que en Texas Instruments había acumulado una vasta experiencia gracias a sus procesos de fabricación de chips con menos defectos que la competencia, tenía una idea revolucionaria para TSMC: ser el primer fabricante de chips en exclusiva para terceros (foundry). Hasta entonces, todas las empresas de chips aglutinaban bajo un mismo techo la fabricación y el diseño, y dichas empresas solo fabricaban productos para otras empresas en el caso de tener capacidad ociosa en sus fábricas. La idea revolucionaria de Chang permitió a TSMC ofrecer a sus clientes una relación libre de conflictos de interés, a la vez que liberaba a las empresas de diseño de tener que realizar la enorme inversión inicial en fábricas. Gracias a TSMC, empresas líderes hoy en día como Nvidia, Mediatek o Qualcomm pudieron desarrollar su negocio de diseño de chips y competir cara a cara contra rivales como Intel o AMD sin tener capacidades de fabricación.
La centralidad de TSMC (y Taiwán) en la industria de semiconductores ha acaparado los focos recientemente, dadas las tensiones entre China y Taiwán por la independencia política de esta última. El problema se agudiza cuando uno se da cuenta de que, a pesar de los ingentes subsidios que ha destinado el Partido Comunista Chino a la industria de los semiconductores hasta la fecha, solo el 15% de la fabricación mundial de chips la realizan empresas chinas. Y si desgranamos la cadena de valor, la situación de las empresas chinas es más precaria aun: el mercado de máquinas para la fabricación de chips está completamente dominado por empresas estadounidenses, japonesas y una holandesa, la fabricación de memoria (tanto DRAM como NAND) es un feudo casi exclusivo de los coreanos y el software necesario para diseñar los chips (el primer paso de toda la cadena de valor) está en manos de solamente tres empresas – ninguna de ellas china. Solamente en la fase de diseño de chips las empresas chinas han conseguido hacer algún avance, aunque pequeño todavía comparado con el de sus homólogas estadounidenses.
Adicionalmente, como menciona Miller, China ahora gasta más en la importación de semiconductores que en petróleo. La evolución de la industria de semiconductores china es un excelente ejemplo de que mantener vivar la Ley de Moore es extremadamente difícil, y requiere de una combinación de inversiones masivas, procesos depurados tras varias décadas de experiencia y un complejo ecosistema global integrado por muchas empresas líderes en sus nichos.
La principal fortaleza del libro es su habilidad de conectar la importancia de los semiconductores con cuestiones de carácter geopolítico. Miller proporciona interesantes perspectivas de las motivaciones y estrategia que han utilizado de manera sucesiva diferentes países (primero Estados Unidos, posteriormente Japón, Taiwán, Corea y, por último, China) para luchar por la supremacía tecnológica. En el lado negativo, algunos capítulos son excesivamente cortos, y las explicaciones del funcionamiento de la tecnología de la industria en general son escasas, algo que puede hacer perder la atención del profano y al mismo tiempo tampoco satisfacer al experto. En cualquier caso, no es exagerado afirmar que Chip War sea probablemente el relato más completo de la importancia de la industria de los semiconductores hoy en día, una importancia que, vista la evolución de la tecnología, solo puede ir en aumento a futuro.
Ficha técnica
Título: Chip War: The Fight for the World's Most Critical Technology.
Autora: Chris Miller.
Editorial: Simon & Schuster, 2022, pp.464, tapa dura.
Javier López Bernardo, PhD., CFA, es miembro de CFA Society Spain.