Opinión

La reducción del riesgo como estrategia económica

El capitolio, en Washington

Utilizar una estrategia de reducción del riesgo para hacer frente a un mundo cada vez más fragmentado tiene mucho sentido desde el punto de vista económico. La presidenta Ursula von der Leyen lanzó por primera vez esta estrategia en un discurso pronunciado en marzo de 2023. Desde entonces, tanto la administración Biden como el G7 han hecho suya la idea.

Naturalmente, una sola palabra no basta para captar las verdaderas intenciones de una estrategia determinada. Pero como forma de resumir la motivación y predecir lo que podría conseguir, la desvinculación constituye una mejora considerable tanto de las nociones de desacoplamiento como de autonomía estratégica.

Estados Unidos sigue defendiendo la desvinculación como forma de hacer frente a China. Su motivación es excluir a China del mercado estadounidense y cortar así una importante fuente de ingresos para la economía china. Pero una agenda proteccionista no se justifica fácilmente por motivos económicos, y alimenta un círculo vicioso sin duda perjudicial.

La UE nunca creyó que la disociación fuera posible o deseable. Pero limitar la dependencia de China era una parte fundamental del pensamiento de la UE. La autonomía estratégica se convirtió en el eslogan para captar la necesidad de reaccionar ante el poder chino. Pero el término en sí es muy elusivo y pronto empezó a reflejar instintos proteccionistas como "comprar europeo". Además, el concepto de autonomía no encaja bien con la urgencia de una cooperación mundial.

Por el contrario, la reducción del riesgo está motivada por la necesidad de diversificación y conduce a una mayor resistencia. Tomando prestado de la ciencia de la gestión, el de-risking es una forma de cuidar la continuidad de las empresas.

Por ejemplo, la diversificación energética y la aceleración de la transición energética ayudan a minimizar la dependencia de una sola fuente de suministro o de una sola geografía. La invasión rusa de Ucrania demostró lo vulnerable que se volvió la UE por su dependencia de la energía barata de Rusia. Aunque se satisfizo el motivo de los costes para establecer asociaciones, gran parte de la economía de la UE dependía de una sola fuente, lo que ponía en grave peligro la "continuidad empresarial" de Europa, es decir, la capacidad de dirigir su economía al ritmo deseado.

La invasión rusa de Ucrania demostró lo vulnerable que se volvió la UE por su dependencia de la energía barata de Rusia

Acortar las cadenas de suministro es otro acto de diversificación que se explica bien por la necesidad de garantizar la continuidad empresarial. Si una cadena de suministro es demasiado larga y compleja, se vuelve poco fiable y, por tanto, tiene sentido económico acortarla. La diversificación es un buen principio económico, sin necesidad de invocar motivos políticos.

Pero si la diversificación es una estrategia para pasar de la optimización de los costes a la optimización de la resistencia, también puede servir para encubrir el proteccionismo.

A este respecto, tanto Estados Unidos como la UE han defendido políticas destinadas a deslocalizar parte de su producción, sin tener apenas en cuenta los perjuicios causados en términos de eficacia o, lo que es peor, en términos de respeto de los acuerdos internacionales.

La Ley de Reducción de la Inflación de EEUU (IRA) prevé una subvención que tiene un componente de contenido local. Se trata de una subvención concedida a las empresas a condición de que un componente del bien (por ejemplo, los automóviles) se produzca en Estados Unidos. Esto viola las normas del comercio mundial y perjudica enormemente la capacidad de tener un sistema mundial que sea gobernable. Además, estimula reacciones proteccionistas en una carrera a la baja, lo que va en detrimento de la eficiencia económica.

La Ley de Industria Neta Cero (NZIA), presentada por la Comisión Europea el 16 de marzo de 2023, tiene elementos que pueden considerarse una reacción proteccionista a la IRA. La NZIA pretende que el 40% de las necesidades de despliegue de tecnologías limpias de la UE se produzcan en el país para 2030. Estos objetivos no son creíbles y posiblemente sean contraproducentes. Es posible que la UE pueda cumplir estos objetivos para algunas tecnologías, pero será extremadamente difícil hacerlo para otras e incluso puede retrasar la transición ecológica.

La UE han defendido políticas destinadas a deslocalizar parte de su producción

La globalización permite a las empresas y a los países minimizar costes abasteciéndose en lugares más lejanos. Pero a medida que el mundo se fragmenta políticamente, las empresas deben pensar en la continuidad, además de en los costes. La reducción de riesgos es una forma de crear sistemas económicos resistentes y es una buena estrategia a seguir. Pero no debe ser una herramienta para la desglobalización.

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