Madrid
Esta misma semana Alberto Núñez Feijóo anticipó que si gana las generales del próximo 23 de julio acometerá una reducción del IRPF a las clases medias y bajas.
Además abrió la puerta a la eliminación de Patrimonio y de los impuestazos a bancos y energéticas. Pero también condicionó todas estas medidas a la necesidad de "cuadrar las cuentas" para reducir el déficit y la deuda públicos, que actualmente están lejos de cumplir con la senda fiscal que Bruselas reactivará en 2024.
Con el fin de asegurarse de que su programa económico basado en las rebajas de impuestos es posible, el presidente del PP acometerá una profunda auditoría de las cuentas públicas. De hecho, según fuentes del partido, esta será una de sus primeras acciones si consigue acceder a la presidencia del Gobierno.
Con ello, Feijóo demuestra que no confía en la gestión del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero también muestra que no quiere que le ocurra lo mismo que a Mariano Rajoy, cuando alcanzó la Moncloa en 2011. Entonces, el agujero que dejó José Luis Rodríguez Zapatero era mayor del previsto. Ello coincidió además con la crisis de deuda en la eurozona, que disparó las primas de riesgo de los países periféricos, lo que dejó sin tiempo a Rajoy para realizar la necesaria auditoría e impulsar su programa electoral.
El momento actual es muy diferente. Los mercados están tranquilos y la situación económica dista mucho de la de 2011. Feijóo, por tanto, tiene tiempo de sobra para realizar un exhaustivo análisis de la situación de las cuentas públicas. Así dispondrá de toda la información necesaria para acometer su programa económico y fiscal sin que ello ponga en riesgo el necesario cumplimiento de nuestro país con Bruselas en cuanto al déficit y la deuda.
