El próximo domingo, 28 de mayo, se celebrarán elecciones en 8.000 ayuntamientos españoles. Por lo tanto, como ha escrito Narciso Michavila -que es uno de los más conocidos entre los especialistas en encuestas electorales- ese día será un hiperdomingo electoral. Según Michavila, el PSOE, que hace cuatro años fue el más votado en 11 de las 13 autonomías, cederá la primacía al PP en Aragón, Baleares, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Cantabria, Región de Murcia y La Rioja. El sanchismo retendrá, como primera fuerza, Asturias, Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura. En Navarra ganará UPN.
Pero ganar en las autonómicas no significa gobernar, porque puede ocurrir que partidos minoritarios inclinen la Presidencia a uno u otro lado.
En cuanto a las municipales, siempre que no haya coaliciones alternativas, las alcaldías caen en manos del partido más votado. Pues bien, las encuestas prevén que el PP conseguirá más alcaldías en las capitales de provincia que el PSOE.
En los últimos días los medios se ha fijado especialmente en lo que ocurrirá en la Comunidad Valenciana, y los sanchistas sostienen que si Ximo Puig lograra reproducir una coalición a tres bandas que le permitiera salvar la investidura, Sánchez habría salvado la jornada aunque ello viniera acompañado de una sonora derrota en votos en la propia Comunidad Valenciana.
Ganar en las autonómicas no significa gobernar, porque puede ocurrir que partidos minoritarios inclinen la Presidencia a uno u otro lado
El analista Ignacio Varela ha escrito lo siguiente: "Se comprende que la dirección del PSOE, ante la presunción fundada de que, a nivel nacional, la jornada se saldará con una superioridad del PP (más votos, más concejales, más diputados autonómicos electos), busque puntos de referencia simbólicos sobre los que sostener un relato de éxito en la percepción pública del resultado. […] Si se quiere tomar el resultado valenciano como un indicador infalible de lo que ocurrirá en las generales (lo que me parece un exceso), atiéndase a los votos más que a los pactos".
¿Son de fiar los pronósticos electorales? Desde luego, no los de Tezanos, que se equivoca siempre a favor de su ídolo, pero respecto a las demás yo tengo la impresión de que se aproximan, pero que sus proyecciones son tímidas ante los cambios. Por ejemplo, ¿cuántas encuestas le daban la mayoría absoluta que luego obtuvo a Moreno Bonilla en las últimas andaluzas? Ninguna.
En fin, esperemos al próximo domingo, pero antes leamos alguna de las cosas que le ha dicho uno de los pioneros en estas lides, José Juan Toharia, a Luz Sánchez-Mellado: ¿Mienten los encuestados?
"No es tanto que mientan, te pueden decir la verdad en el momento del sondeo, y luego hace un día fantástico y se van a la playa".
Y respecto al cuestionario, señala que la pregunta es más importante que la respuesta, pues "todas las preguntas tienen sesgo (están cargadas). Por eso no hay que hacer una, sino muchas".
Toharia habla también de lo innombrable, de la cocina, que es esa secreta manera que tienen todas esas empresas para corregir los errores de las respuestas directas:
"Con todos los datos, tu experiencia, tu olfato, y un poquito de apuesta, cocinas los datos y das las horquillas finales. En unas elecciones, es difícil no acertar el ganador si la muestra es suficiente y está bien hecha".
Vamos, que ganará el PP.