Opinión

La preocupante situación de España

  • La productividad en España estuvo 16 puntos por debajo de los Veintisiete durante 2022
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EP
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Con unos pocos días de diferencia, el Banco de España (BdE) y la Comisión Europea (CE) han revisado sus previsiones económicas. A raíz de esta actualización nuestro Gobierno y sus altavoces mediáticos no han tardado en sacar pecho, lanzar las campanas al vuelo y descorchar botellas de espumoso.

Este orgullo gubernamental se basa en que las proyecciones económicas revisan al alza el crecimiento de la actividad, medida a través del PIB. El BdE eleva su previsión hasta el 2%, cuatro décimas más que la anterior; la CE aumenta las suyas en cinco décimas hasta el 1,9%. Este es el motivo del orgullo gubernamental. Sin embargo, el gabinete del Sr. Sánchez nada dice de la evolución de nuestra renta per cápita, la renta media de cada residente en España dividida entre el PIB y forma de medir la evolución de las rentas medias de los ciudadanos. Esta renta media era en 2019 de un 13% frente a los ciudadanos europeos, en 2022 ha caído hasta representar un 17% de esos países. Con este comportamiento se puede aseverar que los españoles somos más pobres comparativamente que los europeos.

Nos hurtan además que será en este trimestre de 2023 cuando España recupere un nivel de actividad prepandémico, cuando toda Europa, salvo Chipre, ya lo ha recuperado; donde muchos países hace tiempo lo recuperaron rápidamente.

Ante el avance del crecimiento, el cual se produce en todos los países europeos y no solo en España, poco o nada dice el Sr. Sánchez. Tanto el BdE como la CE ponen en duda que se consiga rebajar el déficit público al 3% el próximo año, como Bruselas ha marcado a todos los países. La CE pronostica para 2024 un 3,3%, el BdE por su parte lo sitúa en el 3,5%; ambas alejadas del comentado 3% que mantiene el Ejecutivo. Ambos organismos ponen en cuestión la cifra a conseguir, las cuentas públicas son malas.

Los déficit acumulados durante la crisis bancaria, el Covid y el abultado gasto del gobierno de Sánchez nos han llevado a financiarlo a través de emisiones de deuda pública. Al cierre del primer trimestre de este año batimos el récord absoluto de endeudamiento público, que ha llegado a la cifra de 1,53 billones, o lo que es lo mismo, al 113% de la ratio deuda pública sobre el PIB. Hasta ahora, los tipos eran muy bajos y, además, el BCE nos compraba buena parte de la deuda; ahora los tipos han subido y el BCE ya no compra deuda. Ante esta situación, no es de extrañar que las casas de calificación crediticia, agencias de rating, hayan expresado su preocupación sobre esta situación, algo que podría llevar a una caída de nuestra nota crediticia.

Otro de los tantos que se quiere apuntar es el tema del empleo en España. Tengamos presente que en nuestro país el desempleo, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), es del 12,8%, en la eurozona los desempleados suponen el 6,5% y en los países de la OCDE, 38 países, el 4,8%. En Europa es casi el doble, con los países desarrollados el triple. Si seguimos con el mercado laboral existe un grave problema con los jóvenes, menores de 25 años, donde la ratio asciende al 29,5%, estando tristemente a la cabeza. En cuanto a los 485.000 empleos creados desde la pandemia, el motor es el empleo público que supone un 56% del total. Un empleo, el público, temporal y precario, pues esta situación se da en el 31,3% de los contratos públicos, siendo el doble que en el sector privado.

Nada dicen sobre la situación de autónomos y las empresas donde se bate un récord en el fin de actividad o cierre del 22%. De acuerdo con la CE, "la reciente oleada de quiebras en la UE se debe en su mayor medida a los incrementos en España". Detrás de este, nuevamente, triste hito, más teniendo en cuenta que España es el tercer país en número de empresas, las consecuencias se encuentran en la entrada en vigor de la reforma concursal y la retirada de ayudas a la pandemia.

No hablemos de la productividad de nuestro capital humano, otra vez la triste realidad, la cual se silencia aquí, sí que preocupa en Bruselas. De acuerdo con las cifras de Eurostat, la agencia estadística europea, donde sitúa a España el año pasado, 2022, 16,5 puntos por debajo de la los Veintisiete países que componen la UE. Precisamente es la productividad del total de factores, en el que el peso del trabajo es considerable, la que impulso una mayor recaudación lo que permite una consolidación fiscal y una financiación de la sociedad del bienestar que España anhela.

Ya que ha salido el estado de bienestar, el ministro Sr. Escrivá y el propio presidente del Ejecutivo se jactan del trato dado a las pensiones, el aumento de las mismas y también de la reforma realizada. Sin embargo, el BdE en palabras del gobernador, Sr. Hernández de Cos, nos advierte de que "el análisis de los principales cambios normativos introducidos desde 2021, si bien está sujeto a una elevada incertidumbre, apunta a que, previsiblemente, será necesario adoptar nuevas medidas a partir de 2025 para reforzar su sostenibilidad financiera". Todo ello con una crítica a la reforma, según el BdE, sobre el segundo, planes de empresa, y tercer pilar, planes individuales. Por ello el BdE cree que será necesario adoptar nuevas medidas para la sostenibilidad a partir del año 2025.

Los anuncios económicos del Gobierno sobre la mejora de la economía es un trampantojo para procurarse votos.

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