
El Gobierno actualiza el Programa de Estabilidad para el periodo 2023-2026 en el que incluye un nuevo cuadro macro. En cuanto al crecimiento de la economía, el Ejecutivo prevé que el PIB cumpla la previsión del 2,1% este año. Además, eleva ocho décimas la estimación de cara al año próximo, hasta el 2,4%. Respecto al déficit, el documento confirma lo anunciado el jueves por la ministra María Jesús Montero, con un desequilibrio de las cuentas públicas del 3,9% en 2023. Un porcentaje que caerá al 3% en 2024, al 2,7% en 2025 y al 2,5% en 2026. Una senda que permitiría a nuestro país cumplir holgadamente con las reglas fiscales de Bruselas, saliendo del proceso de déficit excesivo (más del 3%) un año antes de lo previsto. El Gobierno argumenta la mejora de las cifras macro en el consumo privado que "será uno de los motores principales del crecimiento", gracias al excelente comportamiento que estima del mercado laboral, con la creación de 1,1 millones de empleos hasta 2026. Una previsión que dejaría la tasa de paro por debajo del 10% en ese año. El Ejecutivo dibuja así una economía resistente que será capaz de crecer pese a que la inflación no bajará del 3% hasta 2025 y que permitirá reducir el déficit sin necesidad de ajustes. Un escenario que es mucho más idílico que el planteado por organismos como la AIReF o el FMI y que se antoja demasiado optimista. Y es que la vicepresidenta Nadia Calviño parece replicar el manual de resistencia del presidente Sánchez y no tiene en cuenta que existen factores externos, como la guerra de Ucrania, que pueden hacer necesario implantar más ayudas que elevarían el gasto. Además, el incremento de los desembolsos por los intereses de la deuda y las pensiones también dificultarán la senda de déficit prevista.