
El Índice de Conectividad Global 2022 que acaba de publicar DHL en colaboración con la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York muestra que España ocupa la posición número 26 del total de 171 países que analiza el estudio. Muy buena situación, especialmente si tenemos en cuenta que en el ranking se incluyen las mayores economías del mundo. Hay otra buena noticia: España obtiene la primera posición mundial en apertura de las cuentas de capital, concepto que se relaciona con el grado de inversiones internacionales.
Si bien es cierto que desde 2019 España ha descendido 4 puestos en la clasificación global del Índice, no lo es menos que su puntuación total, que refleja su nivel absoluto de conectividad, se ha mantenido más o menos constante en torno a los 68 puntos -sobre 100- durante los últimos dos años. Rozamos el notable pese a que aún no hemos recuperado todo nuestro potencial turístico prepandemia, una de nuestras principales fortalezas económicas.
Para que un país se considere globalmente conectado debe contar con grandes flujos internacionales respecto al tamaño de su economía nacional (profundidad) y estos movimientos deben estar distribuidos por todo el mundo (amplitud) y no concentrarse únicamente en una zona reducida. España ocupa el nada desdeñable puesto número 61 del ranking global en cuanto a profundidad y el, aún mejor, puesto 21 en cuanto a amplitud.
Entrando más en detalles, el Índice de Conectividad Global 2022 analiza los flujos de comercio, de capital, de información y de personas en los países estudiados (que suponen cerca de 4 millones de datos). España vuelve a tener buenas posiciones en los cuatro flujos: ocupa el puesto 32 en flujo de comercio (de entre 171 países), el 25 en flujo de capital (de entre 67 países), el 13 en flujo de la información (de entre 159 países) y el 32 en flujo de personas (de entre 110 países).
No podemos hacer más que una buena lectura de los resultados obtenidos, más aún si tenemos en cuenta que es muy difícil mantener en el tiempo la fuerte tendencia al alza que experimentó la conectividad global de España entre 2009 y 2017, cuando hizo avances considerables en sus conexiones dentro del continente europeo. A esto se suma que los movimientos en el pilar del capital forzaron a la baja la conectividad de España en 2018 y 2019 y la ligera caída entre 2020 y 2021 se debió, principalmente y como comentábamos, al declive global del turismo durante la pandemia del Covid-19. Francia, Alemania, Reino Unido, Luxemburgo e Italia son, por orden, los territorios con los que existen más intercambios en Europa desde nuestro país hoy.
Si ampliamos el mapa, el Índice de Conectividad Global 2022 muestra que la globalización resiste pese a la guerra de Ucrania y la creciente desvinculación entre Estados Unidos y China. De hecho, lejos de perder terreno como algunos preveían por los conflictos geopolíticos, los flujos globales del comercio, el capital y la información entre los países superan ya los niveles prepandemia y los flujos de personas, sin llegar a ese extremo, se están recuperando a buen ritmo.
Muchas empresas y gobiernos se centran en el nearshoring (externalización de servicios mediante la subcontratación de procesos de negocio a empresas de un país situado a unas cuatro horas de vuelo) para regionalizar las cadenas de suministro, y la regionalización puede reportar importantes beneficios empresariales. Por otra parte, más de la mitad de los intercambios comerciales se realizan ya actualmente dentro de una misma región. Pero no se han cumplido, al menos de momento, los vaticinios sobre un desplazamiento a gran escala de la globalización hacia la regionalización. Más bien al contrario, ya que la distancia media recorrida por los flujos de comercio, de capital, de información y de personas ha aumentado en las dos últimas décadas, y los flujos comerciales incluso han pasado a cubrir distancias mayores durante la pandemia del Covid-19.
Claramente, las ventajas del comercio a larga distancia siguen siendo muy importantes, sobre todo porque la inflación se mantiene elevada, el crecimiento económico se ha ralentizado y las tarifas de transporte de contenedores han vuelto a bajar. El intercambio transfronterizo puede ayudar a acelerar el crecimiento económico, reducir la inflación y contribuir a que las cadenas de suministro sean más resistentes y diversificadas.
Al superar barreras, abrir mercados y crear oportunidades, la globalización ha permitido a las personas, las empresas y a países enteros avanzar y prosperar de manera inusitada. Si seguimos fomentando la globalización, podremos construir un futuro mejor que nos beneficie a todos y un mundo más interconectado, próspero y pacífico que nunca.
Apostemos por seguir creciendo en conectividad. Siempre. En cualquier contexto.