Quien siembra vientos recoge tempestades. El director general de la Agencia Tributaria, Jesús Gascón, compareció ante los medios hace un par de semanas para adelantar los datos sobre recaudación fiscal. Los españoles pagamos 254.000 millones en impuestos, con un incremento de 22.000 millones sobre lo recogido en los Presupuestos de 2022. Gascón explicó que se trata de un "año extraordinario, difícil de repetir". El funcionario eludió referirse a la presión fiscal y remitió a marzo, cuando se conozcan las cifras definitivas.
España está ya entre los seis países que más impuestos pagan del euro. En 2021, la presión fiscal alcanzó el 38,8% del PIB, después de incrementarse en 3,5 puntos durante la legislatura.
Aunque Gascón no lo mencionó, la presión fiscal el año pasado pegó otro chupinazo porque es un cociente entre la recaudación y el crecimiento del PIB. Los ingresos fiscales aumentaron el 14%, casi el triple que el PIB (5,5%).
Los españoles no sólo nos empobrecimos por la inflación, también por la voracidad fiscal del Gobierno. Hacienda no actualizó la tarifa del IRPF con la inflación del 8,5%, con lo que se quedó con una media de 1.300 euros de cada contribuyente. Además, subió las cotizaciones sociales mínimas y máximas y aplicó un recargo de 0,6 puntos por el mecanismo de equidad intergeneracional para financiar las pensiones.
Pese al exceso recaudatorio, introdujo una tasa extraordinaria a energéticas y bancos y restauró el impuesto de Patrimonio para las fortunas superiores a 3 millones. Para colmo de males, desde la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, al presidente del Gobierno emprendieron una campaña contra los empresarios, jaleando a la ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, que los tildó de "capitalistas despiadados".
Con estos precedentes, el anuncio de Ferrovial de que traslada su sede social y fiscal a Países Bajos dejó lógicamente helado al Gobierno, en plena campaña preelectoral para las municipales y regionales. "Nosotros no entendemos de política, somos fiscalistas, aquí trabajan ingenieros, hacemos lo que nos piden los accionistas, lo mejor para la empresa", señalan en medios próximos a la constructora, que justifican la decisión para cotizar en Estados Unidos, donde tiene el 80% de sus activos, sin dejar el Ibex.
El 35% está en manos de la familia de Del Pino, los fondos tienen más del 50% y los minoritarios alrededor del 9%. Estos fondos, en su mayoría americanos, como TCI se felicitan de inmediato por el traslado y en bolsa reaccionó al alza.
Cotizar en Holanda otorga el pasaporte europeo y abre las puertas para entrar en el índice Russell de las empresas americanas de menor capitalización, y a medio o largo en el codiciado S&P, algo que no pueden conseguir desde el Ibex, según explican.
"Eso multiplicaría nuestro atractivo. No es lo mismo vender a los minoristas españoles las autopistas texanas o el aeropuerto JFK, el mayor del mundo, que a un americano que lo conoce y lo usa, incluso, a menudo", señalan. Los analistas estiman entre 1.500 y 3.000 millones el capital que atraería sobre la capitalización de 20.000 millones.
"Hay empresas europeas muy vinculadas a sus países de origen que tomaron la misma decisión". Un caso similar es Fiat, el icono de la industria italiana, se trasladó a Holanda para tener mayor visibilidad y cercanía a los inversores americanos tras la adquisición de Chrysler, una de las tres grandes automovilísticas americanas.
La vicepresidenta Calviño reprochó el traspaso a Del Pino, en una llamada poco después del anuncio, y resaltó que Ferrovial "debe todo a España".
-"Es al revés. Deberían sentirse orgullosos de que haya adquirido un tamaño gigante. La operación holandesa nos permitirá pasear nuestra españolidad por el mundo. No nos vamos de España, nos quedamos, mantenemos toda la plantilla y vamos a pagar los mismos impuestos", añaden con contundencia.
La empresa niega que se ahorre un euro en impuestos. El impuesto de Sociedades es similar, en torno al 25%. La mayor diferencia está en que en Holanda tiene exenta la repatriación de dividendos exteriores, mientras que aquí la bonificación es del 95%, tras una modificación del Gobierno en 2021. Eso ahorraría el 1,25% sobre los beneficios en el exterior, lo que arrojan unos 8 millones. Pero con las deducciones fiscales queda reducida a cero, explican.
Holanda ofrece la posibilidad de ubicar en sus antiguas colonias, en su mayoría paraísos fiscales, una sociedad holding, de la que colgaría la empresa holandesa para reducir su tributación, el llamado sandwich fiscal, o alcanzar un acuerdo bilateral con el Gobierno sobre una fiscalidad más baja, (Tax ruling), pero Ferrovial niega que esté en sus planes y va contra su código de conducta.
En cuanto a la plantilla, aseguran que "contamos ya con una pequeña oficina de representación para su filial holandesa, que tras el Brexit absorbió las participaciones exteriores, como el aeropuerto de Heathrow, y ahora se quedará con el holding español".
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, amenaza con vigilar que la nueva sociedad holding no sea instrumental y tenga una actividad real. La ley obliga a que la mitad del comité de dirección, integrado por diez miembros, incluido el presidente y el consejero delegado, Ignacio Madridejos, resida en Holanda.
Ferrovial cumplirá la legalidad y a partir de ahora los consejos y las juntas de accionistas se celebrarán en Países Bajos. En fuentes próximas, se añade que Rafael del Pino seguirá tributando en España y la participación en Ferrovial la mantendrá a través de una sociedad holandesa, como es habitual.
El mayor cambio será para el consejero delegado, que pasará a tributar en Países Bajos, pero que no eludirá el impuesto de solidaridad aprobado por dos años, porque no dará tiempo, ya que la sede se trasladará hacia el verano, con más de la mitad del ejercicio fiscal ya vencido.
Una de las ventajas que se valoró fue que Holanda tiene una calificación crediticia de triple A. Los grupos concesionarios emiten bonos para sufragar la construcción de sus infraestructuras, que saldrían así beneficiadas. "La elevada deuda española (más de 1,5 billones), con los tipos de interés al alza, hace temer que en un futuro resurjan las tensiones con la prima de riesgo, como en la crisis del euro, de las que quedaría ahora a salvo", reconocen. A esto se refería en su comunicado cuanto destacaba que era un mercado estable con mayor seguridad.
En la empresa existe una gran sorpresa por la reacción del Gobierno español y las acusaciones a Del Pino. El presidente de Ferrovial que ahora está en la diana de Sánchez y sus socios como lo estuvieron los dueños de Mercadona, Juan Roig, y de Inditex, Amancio Ortega, respectivamente, es el auto de su gran salto internacional.
Después de un duro entrenamiento, que lo obligó a pasar por todos los puestos de Ferrovial durante más de dos décadas accedió en 1992 al cargo de consejero delegado y luego de presidente en 2001. El valor de Ferrovial se ha multiplicado con su mandato y su proyección internacional es indiscutible.
En Ferrovial reconocen que deben mucho a España, como dice Calviño, y se temen represalias del Gobierno en las futuras concesiones de obra pública. Algo que sería ilegal e incompatible con las reglas de la UE, ya que Holanda es un Estado miembro de la zona euro, donde existe libertad de movimiento de capitales. Al igual que lo sería que el Gobierno le obligara a devolver las subvenciones por los Expedientes de Regulación de Empleo (Ertes) de su plantilla durante la pandemia, que piden en Podemos.
La vicepresidenta Calviño solicitó a Del Pino que revoque la decisión, pero en Ferrovial mantienen que su santo y seña son los accionistas. "Si nos dicen en la próxima Junta General que corrijamos la decisión, lo haremos". Pero con sólo el 10% de minoritarios, una reprobación en la Junta es imposible.
Después de su comportamiento hostil con los empresarios, el Gobierno ha perdido su autoritas para lograr acuerdos con éstos en nombre de un patriotismo mal entendido. Ferrovial atravesó su rubicón y ya no habrá marcha. Alea jact est, emulando a César.
Lo que sí está descartado, de momento, es que otras multinacionales españolas emprendan el mismo camino, porque ninguna tiene tantos activos concentrados en el mundo anglosajón. Pero Sánchez y Díaz debería aprender la lección. Tanto va el cántaro a la fuente que, al final, un día acaba hecho añicos.