
El 31 de enero del año 2020 se confirmó en España el primer caso de Covid-19. Ese mismo año, el PIB de nuestro país cayó un 11,3%, según datos del INE, en lo que supuso el mayor desplome del Producto Interior Bruto de nuestro país desde la Guerra Civil. Desde ese momento, y una vez superado lo peor de la pandemia, una de las principales prioridades fue la recuperación de nuestra economía; un proceso que, ahora, se está viendo afectado por la crisis energética y la elevada inflación.
Vivimos, por tanto, tiempos de incertidumbre en los que resulta difícil prever cómo evolucionarán nuestros principales indicadores económicos, pero lo que sí tenemos claro es que, en el complejo contexto actual, los servicios de financiación se han reafirmado como una herramienta clave para el impulso y la recuperación de nuestra economía.
Así lo refleja un reciente informe elaborado por PwC, que viene a demostrar que, más allá del impacto directo de su actividad, los préstamos y créditos concedidos por nuestros asociados en 2021 fueron un factor fundamental para que el PIB español aumentara un 5,5% en dicho ejercicio. Las conclusiones del informe son claras: la financiación concedida a lo largo de 2021 fue fundamental para dinamizar el consumo de bienes y servicios, lo que a su vez impulsó la recuperación económica, la generación de empleo y la recaudación fiscal.
Sirva de ejemplo la información que revela el estudio en lo relativo a la contribución al PIB nacional. Si en 2020 la actividad directa de los Establecimientos Financieros de Crédito contribuyó con 5.129 millones de euros al PIB nacional, en 2021 su impacto ascendió hasta los 5.400 millones de euros, un 5,3% más que el año anterior. Estas cifras, aunque importantes, no hacen justicia a la importancia de los servicios de crédito al consumo. Así, si en lugar de fijarnos en el impacto de la actividad directa nos centramos en el impacto de la financiación concedida, la industria alcanza una dimensión superior: en 2021, el impacto en el PIB de la financiación concedida por estas compañías fue de 28.997 millones de euros, un 17,5% más que en 2020.
Las conclusiones, como decía, son claras. Si en 2021 el PIB de nuestra economía remontó un 5,5%, es innegable la contribución del crédito al consumo, cuyo impacto ascendió un 17,5%. Las cifras hablan por sí solas y vienen a confirmar el efecto multiplicador que los créditos y préstamos tienen en la economía española.
Este impacto, por supuesto, va más allá de la contribución al PIB. En 2021, la financiación concedida por este sector tuvo un impacto sobre el empleo de 582.662 puestos de trabajo, lo que implica que, por cada millón de euros de financiación, en España se generaron 9,5 puestos de trabajo. Asimismo, los créditos y préstamos concedidos tuvieron un impacto fiscal de 8.180 millones de euros, lo equivalente al 33% del presupuesto destinado a la prestación por desempleo.
Son cifras muy destacables y que ayudan a poner en contexto la magnitud de la importancia que el crédito al consumo tiene en nuestra economía y en la sociedad del bienestar. No en vano, los préstamos y créditos son una herramienta imprescindible para que muchos consumidores puedan adquirir bienes y servicios tan variados como electrodomésticos, coches, viajes, mobiliario...
Es necesario, por tanto, poner en valor el crédito al consumo como una industria de gran peso en la economía española, sin la cual sería difícil entender la sociedad actual. En un momento en el que en Europa se está gestando la futura Directiva europea de Crédito al Consumo, es necesario dimensionar su contribución socioeconómica para entender por qué es tan importante que esta industria cuente con un marco regulatorio que afronte los desafíos de la industria, proteja a los consumidores y se adapte a los nuevos tiempos y hábitos de consumo para garantizar el acceso a los servicios de financiación.
Ahora que nuestro país se sumerge de nuevo en la incertidumbre, con la inflación y la crisis energética de fondo, el crédito al consumo garantiza ser una importante palanca para el impulso y la estabilización de nuestra economía. El informe elaborado por PwC refleja que, en un 2021 marcado por la recuperación tras la pandemia, la contribución social y económica de los Establecimientos Financieros de Crédito y los bancos especializados en financiación al consumo fue más que notable, por lo que, con el marco regulatorio adecuado, esta industria podrá seguir siendo un aliado imprescindible para nuestro crecimiento económico, contribuyendo al estado de bienestar para ayudar a que los comerciantes puedan seguir vendiendo bienes y servicios, y que los consumidores puedan acceder a ellos de forma cómoda y segura y con sus derechos protegidos.