En una era marcada por la constante innovación tecnológica y la inteligencia artificial, en la reciente edición de FITUR 2023 hemos comprobado que existe un amplio consenso: el mayor activo que tienen las compañías reside realmente en las personas. Para muchas empresas, como aquellas que operamos en el ámbito del sector turístico, esta convicción no resulta novedosa, ya que la gestión del talento ha sido tradicionalmente una de nuestras máximas prioridades. Sin embargo, ahora nos enfrentamos a nuevos retos que desafían una vez más nuestra resiliencia y adaptabilidad para abrazar un contexto disruptivo que se ha visto acelerado tras la pandemia.
En las últimas décadas, es innegable que el sector del turismo ha vivido una profunda transformación. Como profesional con más de veinte años de experiencia he vivido esta evolución, que en mi opinión está marcada por dos aspectos principales. Uno de ellos es la irrupción tecnológica, que ha modificado los tiempos y procesos, pero también ha impactado en el desarrollo de productos y servicios, así como en las demandas de unos huéspedes más exigentes e hiperconectados.
El otro desafío está relacionado con el relevo generacional porque muchos jóvenes no se sienten atraídos por el trabajo en el sector turístico. De acuerdo al Barómetro de Empleo de Turijobs, en España, entre 2019 y 2021, las candidaturas para ocupar puestos en el sector turístico cayeron un 51%; un fenómeno que ha golpeado a la industria a nivel global. Hay que fidelizar al talento de la empresa y atraerlo mediante la innovación y con soluciones para seguir siendo un sector atractivo en el que desarrollarse profesionalmente.
Aunque este efecto se ha visto acelerado con la pandemia, la tendencia es previa al Covid-19, ya que con anterioridad se registraba que el 43% de los profesionales ya buscaba empleo fuera del sector. Desde nuestra experiencia en Grupo Piñero, hay dos claves que ayudan a fidelizar el talento.
En primer lugar, generar un impacto positivo en las comunidades locales en las que se opera. El sector turístico ejerce una influencia en las comunidades en las que se desarrolla su actividad, y nuestra responsabilidad es crear conciencia, aportar valor y dejar un mejor legado a las generaciones futuras. Las personas son el motor que nos impulsa, y desde esa perspectiva, hay que trabajar para mejorar la inclusión y diversidad en nuestras plantillas, ofrecer oportunidades al talento local con la generación de nuevos empleos directos e indirectos y, en definitiva, garantizar una mejor calidad de vida en los destinos donde se esté presente. La clave consiste en hacer partícipe a las comunidades, no solo aportando riqueza, sino también integrándoles en los proyectos. Por ejemplo, para el lanzamiento de un nuevo resort en República Dominica en la isla de Cayo Levantado, hemos trabajado desde el principio con arquitectos, diseñadores, proveedores locales, con chefs dominicanos y contaremos con 679 empleados de la zona una vez se inaugure el hotel.
El segundo aspecto, que es algo más diferencial y único, es tener una visión familiar de la empresa (algo que es más sencillo en grupos empresariales familiares como ocurre en Grupo Piñero). Esta estructura de relaciones influye en toda la actividad y, normalmente, define la filosofía de la compañía. En un grupo familiar, el sentido de pertenencia es mucho mayor: la cercanía, la accesibilidad y la implicación emocional es más elevada. Y son, precisamente, esos valores lo que hacen que la organización sea reconocida externamente, atrayendo al talento, pero, además, si las personas que integran la compañía tienen también esa visión compartida, las probabilidades de fidelizar el talento aumenta considerablemente. En este sentido, el liderazgo de la familia Piñero es fundamental, habiendo incrementado en un 64% el número de contratos fijos el pasado 2022. Se trata de "crear familia" que va más allá de la genética.
En definitiva, el talento tiene que sentirse implicado en el proyecto en el que trabaja, reconocido por sus superiores y por la dirección e identificado con los valores de la compañía. Todo esto, resulta más sencillo de conseguir en una empresa con visión familiar que, además, tome conciencia de la responsabilidad que tiene, contribuyendo al desarrollo económico, social y cultural de aquellas zonas en las que opera mediante la creación de empleos directos e indirectos estables y de calidad.