
Tras cumplir la Fed y el BCE el guión previsto con subidas de tipos del 0,25% en EEUU y del 0,50% en la eurozona, ambas entidades han destacado la necesidad de mantener la agresividad frente a la inflación.
De hecho, el eurobanco ha ido más allá adelantando un nuevo incremento de 50 puntos básicos en marzo, y descartando que esa fecha vaya a suponer el fin de las subidas. A pesar del duro tono que los bancos centrales han mostrado en sus mensajes, las bolsas mantienen la euforia compradora con la que arrancaron el año y que lleva a la práctica totalidad de los índices europeos a superar el 10% de ganancias en 2023. Nuestro Ibex también se ha subido al tren de las alzas y en su versión total return, que incluye los dividendos, marca un nuevo récord histórico, al superar la barrera de los 29.745 puntos al cierre de ayer. Un excelente desempeño que también se ha trasladado a la renta fija y a Wall Street, con el S&P 500 pulverizando la resistencia marcada en los 4.100 puntos. El alza generalizada evidencia que el mercado desoye a los bancos centrales y sigue confiando en un fin próximo en el incremento de los tipos de interés. Sin duda, una previsión demasiado optimista teniendo en cuenta que la inflación aún está muy lejos de estar normalizada, en el entorno del 2% y el 3%. La persistencia de los altos precios y la incertidumbre económica puede hacer que lo que ahora parece un camino de rosas se complique en los próximos meses. Además, se debe tener en cuenta que con lo ya ganado en enero, las bolsas se han comido más de la mitad del potencial que tenían en el año. En este escenario, la estrategia de recoger los beneficios bursátiles logrados hasta ahora e invertirlos en renta fija se presenta como una estrategia a tener en cuenta.