
El BCE ha seguido los pasos de la Fed incrementando los tipos de interés a un ritmo menos fuerte que en sus dos anteriores reuniones.
En concreto, aumenta el precio del dinero en 50 puntos básicos (hasta el 2,5%) frente a los 75 previos. A pesar de esta relajación, las bolsas europeas se tiñeron de rojo en la sesión de ayer, como muestra la caída del 3,51% del EuroStoxx. Asimismo, la renta fija también reaccionó de forma negativa, al dispararse las primas de riesgo de países como España (19 puntos) e Italia (30). El comportamiento del mercado es comprensible, ya que responde al nítido mensaje de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, que dejó ayer claro que el menor ritmo de subidas no debe llevar al engaño de estimar que el proceso de normalización monetaria será más corto de lo previsto. Muy al contrario, el BCE seguirá siendo agresivo y mantendrá los tipos altos hasta que se embride una inflación que a día de hoy sigue fuera de control en Europa. Así lo estima el propio BCE que empeora sus previsiones sobre los precios situando ahora el IPC de 2022 en el 8,4%, que pasará al 6,3% en 2023, frente al 8,1% y el 5,5% que esperaba en septiembre. Es más, el eurobanco fija el año 2025 como el momento en el que la inflación se normalizará en el entorno del 2%, que es su gran objetivo.
El BCE mantendrá sus agresivas subidas de tipos, lo que pone fin al rebote de la bolsa y aboca a la eurozona a la recesión
En este escenario, el BCE acierta al mantener la agresividad en la normalización monetaria con las subidas de tipos y, también, al utilizar otras armas contra los precios, como es la reducción de su balance, que arrancará en marzo. Ahora bien, esta necesaria contundencia contra la inflación pone fin al rebote de las bolsas y pasará factura al crecimiento de la eurozona, que está abocada a una recesión que, por lo menos, Lagarde espera que "sea corta y superficial".