Este pasado miércoles, la Fed anunció una nueva subida de tipos de medio punto, -la séptima en lo que va de año-, situándose en el rango del 4,5%. La cifra más alta en 15 años desde 2007. Una decisión que nos obliga a preguntarnos: ¿a qué nos recuerda esto? Probablemente ya sepan a lo que me refiero y no se trata, precisamente, de un recuerdo, positivo teniendo en cuenta lo que se vino después.
Tras esta subida, se esperaba el turno del Banco Central Europeo (BCE), para mover ficha. Como se venía anticipando, el BCE también anunció una subida de tipos de igual magnitud, continuando así con su política monetaria restrictiva, con el objetivo de alcanzar una inflación del 2% a largo plazo. Una tasa que, según los últimos datos de noviembre 2022 del BCE se encuentra en el 10%, totalmente descontrolada, como consecuencia principalmente de la política expansiva llevada a cabo en la pandemia, de la crisis de suministro global, y también, de la crisis geopolítica derivada de la guerra de Ucrania. Esta última ha tenido un gran impacto en el sector energético y sus ramificaciones están afectando a todos los sectores productivos obligándoles a trasladar la subida del precio de la energía en sus productos finales.
Estas subidas tienen todo el sentido del mundo, realmente, son casi obligadas. El impacto para nuestras economías será devastador si no somos capaces de frenar esta inflación. Es más, debemos poner todos nuestros esfuerzos en evitar entrar en una espiral de hiperinflación de la que es muy difícil salir.
Impacto en el tejido empresarial
Tan solo este año en Europa los tipos de interés han pasado del 0% al 2,5% y los tipos de interés de facilidad de crédito, es decir, el tipo al que presta a los bancos a un día, del 0,25% al 2,75%. ¿En qué se traducen estas subidas? Un claro endurecimiento de las condiciones de financiación reales de las empresas y especialmente la de las pymes.
Según los datos de la encuesta sobre el acceso a la financiación de las empresas de la zona euro que el BCE publicó el pasado 6 de diciembre, que cubre el periodo comprendido entre abril y septiembre de 2022, el número de empresas que ha indicado un incremento en las condiciones de los préstamos bancarios es el más elevado desde que se empezó a realizar esta encuesta en el 2009. En España, concretamente, el número de empresas que informó de este incremento fue el mayor de todos los países encuestados siendo el porcentaje a un 82%. Pero no solo eso, sino que el 49% indicó también que las condiciones se habían deteriorado por los mayores costes asociados (comisiones, mayores garantías, etc).
Sin duda, ese incremento en los costes de financiación es consecuencia de la política monetaria que está aplicando el BCE, y está encuesta no está reflejando los efectos de las subidas de septiembre y noviembre de 2022 de 75 puntos básicos (pb)cada una, ni la de ayer de 50pb. Lo que hace presagiar que esta situación se endurezca aún más en los próximos meses si cabe.
Adicionalmente, debido al contexto económico actual, la demanda de financiación por parte de las empresas se ha incrementado especialmente debido al incremento de los costes que están reduciendo sus márgenes. La necesitan para financiar inventarios y capital circulante, como pueden ser los costes de personal y energía. Según la encuesta que he mencionado anteriormente, el 9% de las empresas declaró tener una mayor necesidad de préstamos bancarios y el 16% de líneas de crédito.
Pese a que el volumen de financiación bancaria se ha incrementado en 2022, la disponibilidad de fuentes de financiación se ha ido reduciendo en el último año. Por un lado, la facilidad de acceso a la financiación bancaria a las empresas, préstamos y líneas de crédito que existía antes ha dejado de ser una realidad. Los bancos han endurecido sus condiciones a causa de la mala perspectiva económica, una mayor demanda de garantías o colaterales y una menor tolerancia al riesgo.
Como consecuencia se ha producido un mayor impacto en la concesión de financiación a las pymes en comparación con las grandes empresas según la encuesta sobre financiación bancaria europea (BLS) publicada en octubre de 2022. Un dato preocupante es también la tasa de rechazos de las financiaciones solicitadas que se ha incrementado al 8%. Entre los países que encabezan la lista están Alemania y España.
¿Como deben reaccionar las pymes ante esta situación?
El panorama no es positivo, y es posible que todavía se endurezca unos meses más. No solo el mercado espera mayores subidas de tipos por parte de la Fed y del BCE a lo largo de 2023, sino que, es muy importante tener en cuenta que el sector de financiación bancaria refleja estos cambios con una latencia mayor que los mercados de capitales, que suelen ser más eficientes.
Pese a que la Fed ha anunciado una ralentización de las futuras subidas de tipos, lo que debiera ser un mensaje de calma y optimismo ya que poco a poco, la inflación está volviendo a su cauce, el BCE ha anunciado una continuación de su política monetaria de subidas de tipos de 50 pb en los próximos meses. Es decir, para Europa esta tendencia económica todavía se prolongará en el futuro más cercano.
Ante esta situación, ¿cómo pueden reaccionar las empresas, en un entorno, en el que la inflación y los crecientes costes se están comiendo sus márgenes, y, además, se están endureciendo las condiciones y el acceso al crédito?La verdad es que no existe una verdad absoluta, o solución definitiva. Gran parte del problema proviene de variables exógenas, que, en la mayoría de los casos, las empresas poco pueden controlar. Sin embargo, sí que existen una serie de buenas prácticas que pueden ayudar a las empresas a sortear de mejor manera el temporal.
Las empresas deben tener un control y mayor visibilidad de su situación financiera. Ese es el primer paso. Contar con las herramientas tecnológicas necesarias y disponibles en el mercado, por ejemplo, de tesorería, son la mejor opción para que las pymes tengan acceso a la agregación bancaria en tiempo real,a mayor previsión y control de los próximos pagos y cobros, así como a proyecciones de caja.
Es recomendable también hacer una revisión y análisis de proveedores, así como de clientes, para analizar especialmente aquellos que puedan tener un impacto mayor en la viabilidad de la empresa.
Ante las mayores dificultades de obtener financiación, es quizás momento para iniciar una búsqueda activa de fuentes alternativas de capital circulante, como pudieran ser soluciones de factoring, y confirming, que permitan mejorar la situación de caja de la empresa a corto plazo.