
Tras dos años en vigor, el pasado 30 de junio se clausuró el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, gestionado por la Sepi. En ese periodo, la herramienta creada por el Gobierno para ayudar a las empresas a eludir las dificultades financieras provocadas por la crisis del Covid ha aprobado 30 operaciones de las 73 que se presentaron, por un valor de 3.255 millones, el 32,5% de la dotación inicial que presentaba el fondo.
Las primeras operaciones de rescate a firmas cuyo carácter "estratégico" era más que cuestionable, como fue el caso de Plus Ultra, hicieron despertar sospechas de que los criterios políticos y no económicos guiaban a la Sepi en la concesión de las ayudas. Unas dudas que fueron a más con rescates a empresas cuya delicada situación financiera no era producto de la pandemia, que era el objeto del fondo, sino que arrastraba los problemas desde tiempo atrás, como fueron los casos de Air Europa o Duro Felguera. Con el tiempo, la Sepi corrigió ese error y exigió a las empresas unas condiciones menos laxas para entregar el dinero. El problema es que la firma debió aplicar ese rigor desde el principio. Así lo indica el hecho de que casi la mitad de las empresas rescatadas estaban en situación de quiebra técnica al final del pasado año. De ellas, siete buscan dar entrada a nuevos socios para obtener liquidez o reforzar el balance.
La mitad de las empresas beneficiarias estaban en situación de quiebra en 2021, lo que deja claro el fiasco de las ayudas
Estos datos apuntan a que, al menos hasta el momento, la Sepi ha fracasado estrepitosamente a la hora de salvar a las empresas de la crisis del Covid. Ahora queda por ver si el dinero de todos se ha dilapidado en unos rescates que, en algunos casos, carecían de suficiente justificación, y que no lograrán salvar a las empresas.