Bruselas rebaja sustancialmente las perspectivas de expansión del PIB español en 2023 respecto a las estimaciones del Gobierno.
En concreto, recorta más de la mitad su pronóstico de julio y sitúa el alza de la economía en el 1%. A pesar de la magnitud, el tijeterazo está más que justificado por el frenazo de la economía europea, que es el primer destino de las exportaciones españolas.
A ello hay que sumar el impacto de las subidas de tipos y debilidades propias de nuestro PIB, como la menor demanda interna. Es incomprensible que Moncloa cierre los ojos a este escenario negativo y se agarre a una expectativa de crecimiento del 2,1% en 2023.
Una estimación irreal en la que sustenta unos Presupuestos que en nada ayudarán a que España esquive las malas previsiones.