Opinión

Europa maquilla su mal año bursátil

La caída de cinco décimas del IPC de EEUU en octubre hasta el 7,7% ha batido las expectativas del mercado y ha llevado el optimismo a los inversores, que vislumbran que las subidas de tipos de interés de la Fed surten efecto.

Este primer control de los precios ha provocado un alza generalizada de Wall Street, que sube un 3,4% en dos sesiones. Pero también en el mercado de renta fija, con compras generalizadas del bono americano a 10 años (T-Note), cuya rentabilidad ha disminuido del 4,2% al 3,8%. El optimismo generado por el dato de inflación en EEUU también se ha trasladado a Europa. Tanto es así que el EuroStoxx, el índice de referencia del Viejo Continente, experimenta un incremento del 2,3% desde el jueves, lo que reduce las pérdidas del año de la bolsa europea a solo el 10%. Sin duda, el hecho de que la inflación empiece a ceder acerca el fin de la normalización monetaria, lo que beneficiará a la economía. También lo es que la temporada de resultados empresariales haya sido positiva. Pero esto no quiere decir que el rebote que experimenta la renta variable europea vaya a permitir que el año se cierre en positivo. A ello contribuye que las subidas han reducido el descuento de las cotizadas, lo que limita su atractivo. Pero más importante aún es que los problemas de fondo, la elevada inflación en la eurozona, las malas perspectivas económicas y la guerra, siguen plenamente vigentes. No en vano, Bruselas recorta el crecimiento europeo al 3,3% en 2022 y al 0,3% en 2023. Asimismo, aumenta la inflación al 8,5% en el ejercicio, para bajarla el próximo a solo el 7%. Estas expectativas solo dan argumentos a los inversores para maquillar el mal 2022, tanto en la renta variable como en la fija.

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