
La última corrección del Ibex en septiembre se produjo con un 32% menos de media de volumen negociado frente a las caídas de junio.
Esta menor cantidad de dinero final demuestra que la actual volatilidad de la bolsa se debe en gran medida a las posiciones cortas y la especulación. Pero no es producto de la capitalización del inversor institucional y minorista, que ante la falta de rumbo de la renta variable ya puso hace meses sus miras en productos más conservadores. El hecho de que la bolsa mueva menos dinero ahora que en la crisis del Covid, por ejemplo, reduce el impulso de una hipotética recuperación. Pero también supone el primer síntoma positiva que indica que el final de las caídas en la renta variable está cada vez más cerca.