A pesar de que el EuroStoxx presenta pérdidas cercanas al 20% en el año, su caída está lejos de la de la crisis financiera de 2008, cuando se desplomó un 44%. Algo similar ocurre con el Ibex y también con Wall Street. Esto muestra que la renta variable aún tiene recorrido a la baja.
Pero no es motivo para entrar en pánico, ya que las posibilidades de que se viven pérdidas semejantes son escasas. A ello contribuye que las bolsas ya cotizan con un importante descuento respecto a su media de los últimos 17 años (13% en el caso del EuroStoxx). El hecho de que los índices ya estén lo suficientemente baratos, frente a las exageradas valoraciones que mostraban con Lehman Brothers y la crisis de deuda de 2012, dificulta que repitan los hundimientos vistos en el pasado.
